Se llama respeto

No es cuestión de ideologías ni de corrientes políticas. Se trata de una cuestión de respeto

El pasado 12 de Octubre se celebró la Fiesta Nacional en España. Solamente el considerar que ha sido posible esta celebración aprovechando la mejora sanitaria en la población, ya se disponía de suficientes razones para hacer de este día una fiesta de todos y para todos los españoles; una cuidada conmemoración de lo que España fue, es y será. Pero no, la reacción de los asistentes en Madrid a lo que debería haber sido un festejo a celebrar, no se correspondió con lo que se esperaba de un día tan especial. Para tristeza de unos e indisimuladas muestras de satisfacción de otros, la banda sonora del 12-O consistió en una notable y repetida colección de improperios dirigidos al Presidente del Gobierno español, deteriorando (como algunos esperaban) la concordia entre los asistentes al acto.

La bronca dirigida a Sánchez, aderezada con un repertorio de silbidos e improperios, da constancia de la desmedida irritación de algunos de los asistentes a los actos que, agarrados a la bandera nacional (comprada el día antes), expresaron una igualmente desmedida falta de formación y de sensibilidad. Se podrá abuchear al Presidente del Ejecutivo, pero… ¿En un día de celebración nacional? ¿Un día dedicado a nuestro país? ¿Qué oportunismo es éste? Este doce de octubre, junto con los abucheos, ha tenido destacadas peculiaridades que merecen ser debidamente analizadas: las inoportunas manifestaciones (las del Sumo Pontífice incluida), cuestionando el papel de la Hispanidad en la historia y la función que determinados grupos otorgan a la bandera nacional.

Siguen las derechas apropiándose de una bandera que, teóricamente, pertenece a "todos" pero en la práctica, solo cuando representa a la selección española en cualquier deporte. Siguen abrigándose envueltos con la bandera en la calle, vigilando con resentimiento a quien no la lleve. Pero es un ambiente generado por los señores parlamentarios, a los que se les ve "como en casa" ¡Qué contentos en ese entorno hostil, agrio, polémico y torticero en que han convertido el Congreso de los Diputados! ¡Qué didácticos resultan dando ordinarias respuestas y verduleras preguntas! Esta vez no le han dejado el protagonismo a la bandera nacional. Los protagonistas han sido, para regocijo de muchos de los asistentes al acto, los abucheos, silbidos o gritos de "okupa", que propiciaron un bochornoso espectáculo... Y no, no es cuestión de ideologías ni de corrientes políticas. Se trata de una cuestión de respeto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios