Para ellos, colgar fotos en la red no supone ninguna invasión de la intimidad, como tampoco lo es contar qué hacen cada instante, qué compran en su tienda favorita o con quién van a comer lo que sea…

Los jóvenes nativos de la era digital tienen un concepto de la intimidad completamente diferente al de generaciones anteriores como la mía. Han vivido siempre en la pérdida de anonimato y quizá eso les lleva a no tener el pudor que los de mi generación -al menos, la mayoría- no estamos dispuestos a perder.

Se venden por lograr el mayor número de "me gusta" y para ello no importa subir un vídeo vistiéndose, comprometido, en ropa interior, o lo que sea. Da igual. Lo importante es sumar adeptos y, de paso, muchas veces, lograr que se ponga en contacto una gran cadena para que cuenten su historia (es indiferente que sea real o no). El objetivo de la empresa es el mismo: ganar "me gusta", que en esta ocasión se contabilizan a través de la audiencia.

Al margen de que el uso de las redes sociales puede ser adictivo y sus consecuencias, las mismas que las de cualquier otra adicción (ansiedad, dependencia, irritabilidad, o falta de autocontrol), la carrera por alcanzar el mayor número de seguidores, lleva a lo que ya se conoce como el postureo en las redes. La forma de comunicarse a través de perfiles en los que sólo hay fotos perfectas de instantes idílicos. Las caras serias están prohibidas, los momentos difíciles también, porque lo importante es gustar a los demás. Sumar seguidores, acumular likes... No importa que para ello se viva una realidad paralela, totalmente irreal. Nos hemos acostumbrado a poder ser más inteligentes (nunca menos), más formados (lo contrario se rechaza), más guapos, más poderosos o aparentar más poder adquisitivo de lo que en realidad podemos tener.

Ese es el problema y más cuando lo sufren menores y adolescentes que aún están forjando su personalidad. ¿Es normal -o mejor, adecuado- que se pasen la mayor parte del día fotografiándose, subiendo vídeos, buscando la interacción con amigos que acaban de conocer y que pueden mostrar un perfil irreal en las redes sociales? Yo creo que es una buena máscara para sentirse aceptados, hasta el punto de convertirse en actores de una obra que nada tiene que ver con la vida propia.

Las redes son un perfecto vehículo de comunicación, pero desgraciadamente se están convirtiendo en un magnífico transmisor para la mentira, el engaño y la pérdida absoluta del sentido de la realidad.

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