La mayor caída del siglo en el PIB nacional coge a España con un gobierno débil sin mayoría parlamentaria, muy polarizado hacia la izquierda, y una frágil oposición aún más radicalizada hacia la derecha. La recesión puede ser el triple que la de 2009, aunque se espera que dure mucho menos. La perspectiva es aumento sustancial del gasto público y drástico hundimiento de la contribución fiscal, con un déficit superior a la piadosa cifra enviada por el Gobierno a Bruselas. El horizonte obliga a grandes acuerdos. Y sin embrago lo que hay es extremismo e intransigencia. De un lado en la coalición de izquierdas; cuando Pedro Sánchez habla de no polemizar y dialogar se olvida de las proclamas radicales de su vicepresidente político Pablo Iglesias. Y en frente, el PP achica el entendimiento, con mensajes que solapan el exaltado discurso de Vox.

Ya lo retrataba el barómetro de abril del CIS; los encuestados detectan un enorme vacío en el centro político. La escalada de tensión política ha despoblado el espacio moderado en el que se sitúa una mayoría de españoles. El Centro de Investigaciones Sociológicas pregunta dónde se ubica a los líderes políticos en una escala del 1 al 10, siendo 1 extrema izquierda y 10 extrema derecha. El resultado es interesante: Abascal está en 9, a sólo un punto de la extrema derecha. Pablo Iglesias en 2,3, a sólo 1,3 de la extrema izquierda. (Como la escala es del 1 al 10, la mitad sería 5,5). Casado figura en 7,5; a dos del centro y a 2,5 de la extrema derecha. Y Sánchez en 3,7, a 1,8 del centro y a 2,7 de la extrema izquierda.

En resumen, simetría entre los bloques; ligera moderación en la izquierda gobernante, con Sánchez localizado en medio del espacio de izquierdas y Casado en posición similar en la derecha. Lo que deja un gran espacio de casi cuatro puntos en el que sólo aparece Arrimadas, con un 6,3, a sólo 0,8 del centro. Ciudadanos, que este fin de semana celebra un congreso complicado en lo tecnológico, cómodo en lo orgánico y vital en lo estratégico, intenta ocupar la posición de la que huyeron Albert Rivera y su equipo hace un año. El resultado natural de las elecciones del 28 de abril de 2019 habría sido un Gobierno de PSOE y Cs, con una mayoría absoluta de 180 diputados con sólo dos partidos. La cerrazón de Rivera y el desdén de Sánchez que quería gobernar en solitario con 123 escaños, impidieron aprovechar el claro mensaje del electorado.

Y hoy tenemos lo que tenemos. Resulta curioso que Cs sea la quinta opción en la intención de voto, pero al mismo tiempo figure como mejor alternativa en segundo lugar si se cambiase de partido. Puede ser mérito de esta formación tan castigada en las elecciones de noviembre, pero sobre todo es muestra de un anhelo de moderación y humildad que ahora mismo los españoles no se encuentran en los principales actores políticos. En donde además no ven a ningún líder sólido.

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