La libertad que justifica

No podemos construir un Estado para la satisfacción de las necesidades individuales

últimamente se nos llena la boca a unos y otros de la palabra libertad, y siempre para justificar decisiones e iniciativas determinadas. La libertad para elegir centro educativo en Andalucía se ha usado estos días como la principal razón para cambiar la forma de acceder a la escuela concertada, y la libertad de elección también ha sido la principal defensa de la propuesta de ley sobre la eutanasia. En definitiva, la libertad individual y pequeñita como eje de las decisiones. El problema es que a veces esa libertad individual supone un elemento de diferenciación y de marginación, y entra en conflicto con la libertad social, o colectiva.

Serán las personas con más rentas y mayor nivel formativo las que elijan los mejores centros educativos, ya que tienen mayor acceso a la información y suelen vivir cerca; claramente así lo señala el informe de la OCDE School and Equality. En el citado informe también se refleja que los sectores socioeconómicos más deprimidos preferirán centros públicos cercanos, por lo que la segregación estará servida, o más facilitada.

La propuesta de ley para legislar la eutanasia en este país también se ha "emponzoñado" de libertad. La eutanasia es una acción sobre la persona, evidentemente, pero en esencia es un acto comunitario. Somos todos los que aportamos un servicio sanitario, los que lo cualificamos y lo ponemos a disposición de las personas que sufren una enfermedad grave y sin remedio. Hablar de que es un acto de libre elección para evitar la demonización que el PP hace es simplificarlo, y además ofrece munición y razones a, por ejemplo, la posibilidad de que cualquier facultativo haga objeción de conciencia.

Es muy antiguo el debate entre "libertad de", como la libertad de expresión, y la "libertad para", que exige cauces para desarrollarse, como por ejemplo tener medios y amparo legal para expresarse. No seré yo quien se adentre en consideraciones éticas y sociológicas al respecto, pero sí quien denuncie que no podemos construir un Estado para la satisfacción de las necesidades individuales, sino para posibilitar el desarrollo de sus individuos. Seremos libres para pedir la eutanasia, pero será más acertado defender su legalidad diciendo que es un acto de compasión colectiva con nuestros enfermos. Y eso es libertad social, basada en la cooperación y en la participación, que se da cuando las opciones las propone la comunidad, y es el individuo quien las elije.

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