LO lógico sería que a partir de la manifestación de ayer las organizaciones políticas y económicas que han asistido a ella y las propias instituciones se comprometieran no ya a montar otra mesa de debate sino a buscar alternativas al declive industrial que se teme en los próximos años. Es decir, pasar del dicho al hecho, del lamento a la gestión y del enfrentamiento a rendir cuentas ante la gente, haya o no elecciones, sobre los puestos de trabajo que se pueden crear en esta ciudad y provincia para ubicar en ellos a los parados del Polo... Puestos de trabajo de calidad, como los que se van a perder en la industria.

Pero esto es lo difícil y, posiblemente, dentro de tres o cuatro años, cuando toquen a rebato electoral de nuevo, asistiremos a otra manifestación con todos los agentes sociales, políticos y económicos para lamentarnos de los puestos de trabajo que se han perdido y seguirán perdiéndose en un sector como el industrial.

Lo difícil es dar soluciones, buscar alternativas y demostrar eficacia en la gestión pública. Lo fácil es el lamento permanente, el enfrentamiento y el ruido con el que se quiere tapar la falta de responsabilidad. El nivel de una clase política se suele medir por la capacidad que tenga para ofrecer alternativas con las que superar coyunturas de declive. La historia de Huelva lleva más de dos décadas echando en falta esa clase política que en vez de perderse en los cuentos de siempre diga qué va a hacer para que esta ciudad pueda superar los difíciles tiempos que se avecinan en la industria. Pero eso es lo difícil, lo fácil es el permanente lamento que sirve como excusa a quienes tendrían que asumir su responsabilidad.