Hubo un tiempo en el que las campañas electorales se esperaban con cierta ilusión, incluso con curiosidad, la misma que nos llamaba ante la posibilidad de encontrar algo novedoso, algo decisivo para afianzar nuestro voto... Pero seamos realistas, después de cuatro convocatorias (20 de diciembre de 2015, 26 de junio de 2016, 28 de abril de este año y la de hoy) poco margen ha quedado para ser originales. Y por si por si fueran poco cuatro elecciones generales en cuatro años, hemos tenido otras tres convocatorias (autonómicas, europeas y municipales) en menos de un año en Huelva.

En cuatro años, se nos ha pedido cuatro veces que acudamos a las urnas para elegir al inquilino de La Moncloa. Y hemos ido. El problema es que a nuestros políticos se les olvida que ellos también tienen sus deberes y están obligados a hacer su trabajo: pactar y formar Gobierno, lo mismo que no han sido capaces de hacer (o no han querido) en todo este tiempo .

Lo lógico sería que después de la convocatoria de hoy, tuviéramos un Gobierno antes de final de año. Sobre todo, porque el nivel de hartazgo, de impotencia, enojo e incluso hastío de gran parte de los ciudadanos llega a unos niveles insostenibles.

No es para menos. ¿Se acuerdan de cuando las legislaturas duraban cuatro años y los gobiernos en funciones eran una excepcionalidad? A mí prácticamente ya se me ha olvidado.

Independientemente de los resultados de esta noche, es imprescindible un acto de responsabilidad política. El mismo que se nos pide a los ciudadanos, para que antes de que termine el año tengamos un Gobierno. Hasta ahora no lo hemos tenido porque no ha existido un verdadero diálogo entre los representantes que hemos elegido para ello y, lo que aún es peor, no ha habido intención de ello.

No podemos engañarnos ni contribuir al juego de que siempre los malos son los otros. Todos, absolutamente todos los partidos políticos, tienen que considerar que no alcanzar un acuerdo a la mayor brevedad posible es un acto de irresponsabilidad que nuestro sistema de convivencia colectiva no puede permitirse. Ya no es tiempo de mayorías absolutas, el bipartidismo es cosa del pasado y alcanzar un acuerdo es una necesidad, no un capricho. Nos la jugamos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios