La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La investidura, más cerca

Los tres diputados 'indepes' suspendidos que no dejan sus escaños facilitan, en realidad, la elección de Pedro Sánchez

Si no hay un cataclismo en las elecciones de mañana que contradiga los resultados de las generales, la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno está próxima. La cerrazón de Ciudadanos con su cordón sanitario antisocialista, el entreguismo de Podemos y la debacle del PP conspiran para ponerle una alfombra roja al inquilino de la Moncloa en su segunda entrada triunfal (esta vez no necesitará cambiar el colchón).

El independentismo catalán también ayudará. Paradójicamente, no servirá a Pedro a cambio de concesiones arrancadas en una negociación peligrosa y desestabilizadora. Simplemente, colaborará en su investidura porque tres de sus diputados (los de Puigdemont, no Junqueras), suspendidos una vez que Meritxell Batet ha dejado de remolonear, no piensan dimitir para dejar sus escaños a los tres siguientes en la lista que no han sido inhabilitados.

El efecto inmediato del enrocamiento de los Sánchez, Turull y Rull -a la espera quimérica de que el Tribunal Supremo los absuelva y puedan ejercer como parlamentarios de pleno derecho- es que la mayoría absoluta efectiva del Congreso de los Diputados quedará establecida en 174 escaños (350 menos 3 suspendidos son 347). Ahora bien, Meritxell Batet acaba de ser elegida presidenta del Congreso con 175 votos: los del PSOE, Podemos y PNV más el goteo de Compromís, canarios y el partido del donante de anchoas cántabro.

Si se repite esa correlación de fuerzas dentro de unas semanas, Pedro Sánchez será presidente del Gobierno. Sin despeinarse. Quiero decir: sin los votos de Bildu ni de los separatistas catalanes. Aniquilando en un golpe de suerte y determinación toda la estrategia de PP y Ciudadanos sobre la complicidad de los socialistas con los enemigos de la Constitución y la unidad de España. Aprovechando la súbita conversión en cordero del liderazgo antes subversivo de Podemos -apenas empalidecida por el estúpido y torpe ataque de campaña a Amancio Ortega- y la predisposición del nacionalismo vasco a pactar con todo el que pase por caja.

Hubo mucho escándalo por el circo montado por los cuatro inedependentistas presos en la sesión constitutiva del Congreso, pero ¿qué otra cosa se puede esperar de unos payasos? Más llamativo es que hayan pasado de chantajear a Pedro Sánchez a facilitar su investidura. Desde ahora será presidente con más fuerza que antes.

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