Resulta que han pasado ciento cincuenta años desde que Federico Joly Velasco creara el Diario de Cádiz y, con cinco generaciones a la espalda y el primer grupo andaluz multimedia, continuando la saga familiar y empresarial José Joly Martínez de Salazar encarna el nuevo espíritu de un tiempo convulso y persigue la consolidación de un periodismo escrito, crítico e independiente, asimilando el avance de las tecnologías on line y custodiando el espíritu liberal, propio de su tradicional ascendencia y del influjo que sembrara la Constitución de 1812, popularmente, "La Pepa".

De entonces a ahora, el camino recorrido ha sido largo y tortuoso, pero no sólo ha merecido la pena sino que la constancia y pervivencia en las ideas y la arriesgada aventura de edificar una marca andaluza bajo su dirección, han conseguido situar a la editora como un referente a nivel comunitario.

Al cabo la noticia que cuenta el ingreso de Pepe en la Real Academia Hispano Americana de las Ciencias, Artes y Letras gaditanas, actuando de maestro de ceremonias José Pedro Pérez Llorca, uno de los siete magníficos de la Constitución del 78 y una cabeza privilegiada, con responsabilidades ministeriales y tareas encomendadas por Adolfo Suárez para hilvanar el descosido de los independentistas y de la izquierda radical. No es pretencioso que hasta sus adversarios lo designaran "el zorro plateado".

Dos claros titulares sitúan los discursos de entronización y laudatio. Uno, referido al papel de la prensa, su capacidad de informar e investigar con imparcialidad, dando cabida a las distintas opciones que integran nuestro modelo de sociedad en el que vienen apreciándose síntomas de desconfianza en las administraciones, corrupción, exceso de burocracia, y dos, lo que ha dado en llamarse "la desorientación" que nos envuelve y nos conduce al desafío del "cuarto poder", publicitando la verdad ante la posverdad, los postureos y la intoxicación que intenta imponerse desde una camarilla de poderes ocultos.

Tu reconocimiento como miembro de la Academia conlleva el espaldarazo a una labor meritoria de toda una generación.

Fue Gabriel García Márquez quien mostró la tarea de narrar los sucesos para que el público conociera los hechos en su más pura desnudez, descritos en sus crónicas.

El mismo enalteció la profesión dejando escrito: "No hay mejor oficio en el mundo que el de periodista".

Enhorabuena Pepe.