Tribuna

Manuel / Gómez / Marín

La imagen de los privilegiados

Mientras tanto nunca llega el día 'D' para hallar la mejor solución de estos cinco privilegiados del Recreativo

EL fútbol hace tiempo que dejó de ser una fuente de romanticismo, y la versión más popular es que se ha transformado en un compendio de especulación y coacción. Por eso, la parte más oscura de la pretemporada del Recreativo mantiene a unos de futbolistas que veranean, descansan, duermen sin remordimientos, cobran la nómina y no arriesgan en los partidos de preparación simplemente porque no están autorizados por la empresa. La imagen es deplorable por muchas excusas y suposiciones que existan. Xavi Alonso, con oferta del Madrid, juega con el Liverpool. Aquí, a la espera de que alguien pregunte por ellos, están de espectadores.

Dos semanas de 'curro' bajo "mírame y no me toques". Y mientras tanto nunca llega el día 'D' para hallar la mejor solución de estos cinco privilegiados del Recreativo de Huelva. Los hechos son evidentes: un apartado por mala conducta y fuera de control (Nayar), otro vanagloria de ego y gestos desafiantes (Beto), dos desesperados al borde de un ataque de nervios (Camuñas y Colunga) y uno paciente con sentido común que espera en silencio por si alguien pregunta por él (Sisi). La complejidad de una concentración minimiza el quehacer del entrenador Javi López, tras sugerirle evitar cualquier implicación en los amistosos y, además, hay que verlos desentendidos en el banquillo con caras de aburridos. Hasta dónde vamos a llegar. Y ahora, esta misma semana, llega el trofeo Colombino.

De poner 'las cartas boca arriba' a pasar al extremo de eximir a este grupo de una parte fundamental de las obligaciones cuando presumen de derechos y desprecian seguir en el club media la gravedad de romper las normas de un contrato de trabajo. La causa y efecto de un hipotético descarte o traspaso no están equiparados a un objeto de deseo que está por venir. El conjunto de principios y preceptos deben de prevalecer por encima de cualquier pacto. Usted tiene contrato, yo le pago y a trabajar con todas las consecuencias. Un lujo inadmisible para el Decano.

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