QUIÉN me iba a decir a mí, o a usted, que madrugaría un domingo de agosto para ver por televisión un partido de bádminton, pero... ¡vaya si mereció la pena!

Carolina Marín venció y, además, lo hizo de manera apabullante. Ella es ahora la gran muralla que las asiáticas intentan superar. "Puedo porque creo que puedo", dice, dándonos a todos una buena lección.

Su histórico doblete resta merecidamente protagonismo en los medios al monopolizador fútbol durante estos días. Su éxito ha puesto de moda el juego de la raqueta y el volante.

La onubense es la deportista española más importante del momento y la opción más firme de medalla en los JJOO de Río, su próximo desafío. Marca España, y marca Huelva -¿ha pensado cuántos millones de personas en todo el mundo han escuchado o leído el nombre de Huelva durante la última semana?, ¿se imagina su camiseta luciendo el eslogan Huelva, la luz?-.

La ciudad quiere y debe reconocer su proeza. Iniciativas, como poner su nombre al Palacio de los Deportes, son un acierto, perpetuando así su hazaña. Pero el mejor homenaje que podemos hacerle a nuestra bicampeona es apoyar el deporte que tanto ama; respaldar a su club; abonarnos al Recreativo IES La Orden. Allí germinó su semilla y cientos de jóvenes entrenan duro cada día con la ilusión de emular a Carolina. Treinta años de intachable trayectoria y más de cien títulos conquistados. Un club para presumir. Su pugna con la Rinconada por la supremacía nacional es apasionante. Y ver en acción a Pablo, Haideé, Noelia, Eliezer o Víctor, es todo un espectáculo.

Sus camisetas están huérfanas de patrocinadores. Una buena oportunidad para todas esas empresas que se han jactado del éxito logrado por Carolina mediante anuncios en la prensa. Vuelven para volver a ganar y podemos ayudarles por tan solo quince euros. Yo no faltaré este año al Estrada.

Y es que el bádminton nos hace felices, y si no, fíjese en la eterna sonrisa que siempre luce nuestra campeona del mundo.