Ni héroe ni mártir

Aparece el fabulador de soluciones inconcretas, ensoñaciones infinitas y propuestas utópicas

Tras la lamentable constatación de que la clase política, probablemente no la sociedad, ha perdido el verdadero sentido de la justicia, la dignidad e incluso la memoria en el vigésimo aniversario de la muerte de Miguel Ángel Blanco, referente singular del recuerdo debido a todas las víctimas del terrorismo. Auténticos héroes y mártires involuntarios de la maldad humana, pero artífices con su sacrificio sobrevenido del inicio de una derrota, aún no consumada, de los terroristas, nos damos cuenta de la ruptura de la unidad y la imposición de la equidistancia por parte de los tibios, verdadero peligro para el ejercicio de una democracia auténtica con respeto institucional, Montesquieu vigente en su totalidad y convivencia social limpia amparada por un verdadero Estado de Derecho.

Y en éstas, nos aparece el fabulador de soluciones inconcretas, ensoñaciones infinitas y propuestas utópicas, como si ante los teóricos interlocutores para sus teorías e hipótesis tuvieran la capacidad seductora del muchachito de la película que es el más guapo, el más rápido con el revólver y el mejor jinete hasta el punto de convertirse en sheriff del poblado. No ZPedro, no nos vendas el crecepelos - nunca mejor dicho, en mi caso - que los secesionistas catalanes aceptarían tus superficiales propuestas que, además por asimétricas, generarían malestar en el resto de los territorios.

A la vista de la actualidad, te oferto un plan. Garantízales los patrimonios personales y a partir de ahí quizás se encuentre un camino de entendimiento pues está claro que esa histórica especulación sentimental de siglos resulta que se llama ¿patrimonio personal? Comienza a cundir el miedo, con ello comienza la división y, en consecuencia, ¿podríamos estar en la antesala de la derrota? Sí, Carlos, derrota vuestra porque Oriol que rechaza tu propuesta de liderazgo en el referéndum se siente ya nuevo presidente catalán ante tu notoria debilidad. Los funcionarios se niegan, las urnas no las encuentras, nadie firma un papel, los conserjes del Gobierno se ven purgados si dudan… Solo te queda arrastrar al ciudadano para que se inmole, administrativamente, en tu nombre porque a diferencia de otros está vista tu intención de encontrar un parapeto porque no tienes madera de héroe y, mucho menos, de mártir por la causa.

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