Se recordará cómo el Gobierno de Rajoy, como medida de ahorro, aumentó las horas lectivas del profesorado de Secundaria, porque así no harían falta tantos (aunque aumentase el paro). Evidentemente, y ante la precariedad de personal, el de Historia debería dar también Filosofía o la de Inglés, Lengua, por ejemplo. Como verán, todo un "logro" educativo. Así, dado que el profesorado en general por extrañas razones y sumisiones, acepta lo que sea, ha vivido los últimos años una insostenible situación, aderezada por la indignación de las familias y ante el desconcierto del alumnado, víctima directa de semejante desatino.

Por todo ello, ha sido una buena noticia el que la Junta de Andalucía haya dado un paso al frente recuperando las 18 horas lectivas y se hubiese ganado el aplauso de todos si se estuviese desarrollando con más tino, lástima. Así que este curso los docentes dispondrán de algunas horas más sin clase a la semana (el total lectivo son 25), o sea, una oportunidad única para dedicarle tiempo a las numerosas actividades que conlleva una docencia de calidad: atender a la diversidad del alumnado, las tutorías virtuales, reuniones con las familias, el coordinarse los equipos… Pues no, parece que hay equipos directivos que prefieren que hagan las llamadas "guardias", algo así como hacer de agente de seguridad (vigilar en la biblioteca, o que no haya estudiantes por los pasillos o llamar a la familia si fuese necesario…), que además, no satisfacen al profesorado (se da a entender que no se precisan esas horas para actividades más eficaces, útiles y necesarias… ¿tendría razón Rajoy?).

Se trata de una consecuencia más cuando, socialmente, lo que importa es el racaneo en el trabajo, cuando se mira la cantidad y no la calidad, cuando la innovación docente se considera sólo palabrería, cuando no preocupan los "para qué", cuando prevalecen los viejos hábitos adquiridos y se repite el "aquí siempre se ha hecho así", cuando no se quiere ver que hay otras formas de organizar el centro más ágiles, más creativas y, sobre todo, más educativas.

El docente es el mejor recurso con el que se cuenta en educación; por tanto, es lo suficientemente valioso como para ocuparlo dando vueltas por un pasillo o sentado en una sala de profesores. Sus labores son educativas, es para lo que se ha formado. No se trata de "tenerlo" en el instituto las horas reglamentarias haga lo que haga, porque su trabajo no es "estar" en el centro. Los educadores "son", no "están".

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