No cabe duda de que ver la televisión en estos últimos días es toda una miscelánea de noticias y debates cuyo crédito resulta variable según la cadena y los protagonistas de las tertulias, además de los temas -esto suele ser habitual en tiempos de normalidad política y social- pero es obvio que no es esta la situación presente.

Cuando el protagonismo es la situación generada en Cataluña, resulta patético observar debates encendidos sobre quién debe ser el portador -ya está tácitamente designado- de la bandera española en los JJOO o debatir a quién favorece más un posible aplazamiento del partido Barcelona-Real Madrid… Al tiempo, vemos las barricadas, los contenedores y coches, incendiados junto con el mobiliario urbano… y uno se pregunta: ¿cómo se puede llegar a esto? Sería imposible en este espacio un mínimo análisis en profundidad, pero, aunque sea superficialmente, se puede colegir en argot popular que "cuando se siembran vientos, se recogen tempestades". El momento puede tener mucho de aventurismo juvenil -comentario frecuente mediático, tipo "ala de avestruz"- pero el origen es notorio que no se pueden ni ocultar, ni obviar, por muchas apelaciones a la serenidad, proporcionalidad (palabra inespecífica justificadora de la inacción) que se hagan. Sin embargo, en mi opinión, aunque ha habido errores continuos, sin discusión de siglas en el ejercicio del Poder, sí hay elements y decisiones trascendentales.

El primero, básico, que requiere solución urgente y se llama Ley Electoral; el nacionalismo está sobre representado y ya no tiene lógica, por mucho que P. S. pueda necesitarlos cara al 10-N y ello esté condicionando su toma de decisiones en esta crisis. Pero para mí, no podemos olvidar al gran visionario de este país de cuyas visiones aún estamos pagando las consecuencias; desde situarnos en la "champions de la economía", hasta "aceptaré el estatuto que de Cataluña venga", mientras mi amigo Arturo Mas -¿dónde estás?-, se frotaba las manos para llegar al clímax visionario afirmando públicamente que "en 10 años, España, estará más fuerte y Cataluña más integrada…".

Que Dios le conserve la vista porque no solo se ha agravado la situación, sino que aun incumpliendo la Ley, estando encarcelados,… la ancestral, ya, ausencia del Estado en aquel territorio ha generado un criterio supremacista tan difícil de revertir que insisten en repetir lo hecho. Lo cual, desde mi ignorancia jurídica y desde el respeto, desmonta el "querían negociar…" de la sentencia. A mi parecer, insólito juicio de intenciones en la misma. Así que enhorabuena por su olfato político al visionario ZP.

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