El Malacate

Javier Ronchel

jaronchel@huelvainformacion.es

La gran tarta de frutos rojos

El miércoles comienza en Huelva la séptima edición del Congreso Internacional de Frutos Rojos. Desde que Freshuelva tuviera la iniciativa, y diera un paso adelante para su creación, se ha convertido probablemente en el encuentro más importante del sector de las berries en el mundo. Los productores onubenses reclaman con él su protagonismo indudable, como los más importantes de la Unión Europea, pero al mismo tiempo, y mejor aún, promueven un foro de trabajo y encuentro que avanza hacia el futuro de la mano de la investigación y la innovación, como claves para el desarrollo de la agricultura en pleno siglo XXI.

La evidencia de los últimos años señala a los frutos rojos como uno de los productos del campo con un mayor aumento de demanda mundial. Sus propiedades extraordinariamente beneficiosas para la salud y su gran versatilidad gastronómica les han convertido en los frutos de moda en el mundo, que ha llevado a elevar la producción global de fresas, frambuesas y arándanos en casi un 50% en los últimos diez años.

Según datos de la FAO, se han alcanzado los 10,6 millones de toneladas en una década, de los que España es el sexto productor mundial, y por extensión, Huelva, que prácticamente aporta la totalidad de estos frutos cultivados en todo el país.

Como si fuera una tarta de frutas del bosque, esa creciente demanda global se ha convertido en un delicioso plato al que todos quieren hincar el diente. Y es en esas que ha crecido la presencia en el sector de países como Marruecos, Grecia, Turquía, Egipto o Portugal, a este lado del Atlántico, o de Perú y México, al otro. La competencia es muy grande, cada vez mayor, como se ha visto este año. Empieza incluso a ser descarnada en productos como el arándano, con fuertes inversiones en países que están más desarrollados en agricultura de lo que muchos pudieran pensar.

Toca por eso redefinir la estrategia y redirigir esfuerzos. Y atender una serie de realidades que empiezan a lastrar el buen desarrollo del sector en Huelva. Lo dicen los propios productores, como pudimos oír en la jornada técnica que el miércoles pasado organizó este periódico con Cajamar. El aumento desorbitado de costes o el diferente rasero con que se trata la desinfección de tierras en la UE están ahí. Y la falta de mano de obra, no ya en recolección sino en la manipulación en las cooperativas. Es necesaria también una mayor profesionalización y un relevo generacional de garantías en los cultivos tradicionales. Más tecnificación e innovación. Y unidad contra la atomización y por una mayor fortaleza exterior. Huelva tiene todo para desmarcarse con la mejor calidad, en el producto y en la producción, ejemplar en todo. Y esta semana será una buena ocasión para construir para el futuro.

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