La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

De gatillazos y chupetones

Personajes como Serrano desentonan con el partido que busca 'normalizar' su presencia en las instituciones

Sufrimos tal indefensión por parte de los jueces, sometidos a la presión de "turba supremacista feminista", que corremos el riesgo de que por un simple "gatillazo" hasta un impotente acabe en prisión. ¿El motivo de la alarma? El esperado fallo del Supremo condenando por violación, no "agresión con prevalimiento" como hizo la Audiencia de Navarra y su Tribunal Superior, a los cinco jóvenes sevillanos de la Manada. Doce de los trece jueces que han analizado el caso han concluido que hay delito. Pero, en palabras del líder andaluz de Vox, es un "torpedo" contra la heterosexualidad", "las relaciones libres entre hombres y mujeres" y una invitación a la "prostitución". Porque la diferencia "entre sexo gratis y sexo pagado" es que "el gratis puede salir mucho más caro"...

Hace unos meses, nadie en Vox hubiera osado rectificar a Francisco Serrano. Es más, le hubieran aplaudido y jaleado calculando el efecto positivo que tendría en las urnas. Lo más relevante que ha ocurrido ahora no son los (nuevos) excesos verbales (e ideológicos) de una persona con la cualificación de un juez (obviemos su inhabilitación y restitución) que ha logrado la legitimación de las urnas y el altavoz de los medios. Ni siquiera que se haya (casi) matizado. Lo realmente noticioso es que empieza a quedar fuera de la foto de Vox. Al partido de Abascal, el que está exigiendo entrar en gobiernos locales, el que se está reivindicando en plazas como Granada para "controlar la Policía", no le interesa asustar demasiado. No cuando las últimas elecciones certifican un profundo repliegue y el fin de su ciclo expansivo.

El ideario de Vox es el que es pero personajes como el juez Serrano o el portavoz en Murcia, el que ha llamado a la ministra de Justicia "puta" y "pajarraca", desentonan demasiado. Asustan. Ni Serrano ni Liarte encajan en el movimiento de normalización en que está inmerso un partido que ve cómo la columna vertebral de la derecha se recupera y gana espacio -la vuelta al bipartidismo que consolidan las encuestas-, precisamente por el giro al centro que ha asumido Pablo Casado.

El momento "chupetón" que falta en esta crónica improvisada de desvaríos no corresponde a ningún cargo de Vox pero podría. Y les confieso que no soy capaz de interpretarlo. Es la receta del consejero Jesús Aguirre contra el aborto: obligarnos a las mujeres a "escuchar los latidos del feto" porque es la manera de evitar lo fácil: ¡El chupetón! Les animo a que lo escuchen en directo. En la versión, por ejemplo, que ha preparado El intermedio... Impagable.

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