Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

El fino arte de dar barzones

Para quien ama su idioma, y eso significa disfrutar con él, descubrir términos que ignoraba y que no sólo tienen gracia, sino que no les encontraría uno un sinónimo, no tiene precio. Incorporar a tu lenguaje diario antiguallas con connotaciones de toda actualidad es impagable (porque no vale un chavo). Un amigo de pocas palabras, pero creador de un diccionario no escrito de usos en desuso y divinos vulgarismos, me regaló el otro día "barzonear" o "dar barzones". He sabido después, ya con la ayuda de la RAE, que un "barzón" es en Honduras alguien sin propensión alguna a trabajar. Y que "barzonear" es un "andar vago y sin destino", o sea, que el sustantivo y el verbo no van de la mano, porque una cosa es vaguear y otra vagar. Ya en plural, para gloria del castellano y de sus modos andaluces y extremeños, "dar barzones" quiere decir "dar paseos ociosos", (vale decir "barzonear", pero pierde fuerza así). "Fulano está todo el día dando barzones", "No da barzones ni nada el baranda ese, todo el día dejándose ver"; ya cada uno aguijonea como su mala leche y su guasa les den a entender. Un feliz hallazgo, para mí.

Todos conocemos tipos cuya vida es dar barzones. No hablo de jubilados, cuyos barzones son de ley, y hasta saludables. Mi amigo, que tiene corazón de conservador lingüista, afirma que el término está en extinción "quizá porque ya nadie da paseos ociosos, sin rumbo fijo, a la espera de hacerse el encontradizo con alguien con quien pegar la hebra", aunque, añado yo, una variedad del dar barzones incluye también dar sablazos, siempre en la medida de lo posible: y es que el mucho tiempo en la calle es mucho gasto. El dar barzones no entiende de clases, pero diría yo que sí de sexo: a bote pronto, mis barzoneros de cabecera son todos hombres. Aunque las redes sociales han igualado mucho esta brecha de género. Uno se topa a diario con fotos de contactos dando barzones como si no hubiera un mañana ni número de fotos y comentarios con causa -causa propia, sobre todo- que saciara su inquieta pasión. "Mira cómo me ha dejado el peluquero las patillas en mi Algarve de siempre"; "mira qué garbanzos me he marcado en Pampaneira, que me han recordado, ay, a los de mi abuela, que Dios tenga en su gloria"; "mírame con esta camiseta solidaria, y lo digo para que tú lo seas, no por mí, qué va"; "esta es mi colección de pipas, que he ido recopilando a lo largo y ancho del mundo, yo, trotamundos solitario que no sabe a dónde va". Por cierto, hoy es domingo: día de darse unos barzones. Vamos a ello. Y sin apoyo gráfico, ¡a ver si hay narices!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios