Noviembre es el mes del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Una cita agradable y esperada cada año por la ciudad y sobre todo por los aficionados al séptimo arte. Nos acercamos a las bodas de oro de nuestro Festival, récord muy difícil de alcanzar en esta clase de manifestaciones artísticas y comerciales del mundo del celuloide, ya también digital. Y Huelva lo ha logrado. Algo imposible si vemos esos festivales que nos rodean que han ido cambiando, con el tiempo , en nombre y materia a presentar. Cincuenta año dan para muchas alegrías y también para muchas circunstancias adversas que aquí hemos sabido torear y lo seguimos haciendo.

Al llegar a estas alturas, en un Festival que mira al mundo iberoamericano, no podía ser de otro modo en esta Huelva Colombina y Descubridora, nuestra mente tiene que volver la vista atrás, para agradecer el trabajo y la labor prestada por un equipo de hombres que marcan su hacer con letras de oro.

Sin duda alguna el primero en recordar por su importancia es a quien se debe la iniciativa y el mejor mantenimiento de una época de este evento cinematográfico, al "padre de la criatura" que no es otro que ese gran amigo llamado José Luis Ruiz, auténtico mecenas de tantas cosas relacionadas con el mundo de la cultura onubense.

Recuerdo, con nostalgia, los comienzos del Festival en una época difícil. Su organización, los desvelos en las llegada de las películas, la participación de actores de primera categoría del Cine internacional, las colas de público ante el cine Emperador, las pruebas de las películas con las atenciones siempre de Santiago Cotán, los trabajos literarios, las críticas de los films y el esfuerzo en pro del Festival de mi querido compañero Vicente Quiroga, el grupo de amigos de Jose Luis con las reuniones en aquel santuario, motor de toda la organización, que era el Hotel Tartesos, donde conocí a Indio Fernández, Cantinflas, María Felix…¡qué tiempos!

El Festival de Cine Iberoamericano ha marcado una época cultural de la ciudad, como aquel otro promovido por José Luis que fue el de la Canción Iberoamericana, al que acudieron tantas figuras famosas al recinto rabideño del Foro Iberoamericano.

Casi medio siglo, faltan dos celebraciones mas, para llenar todo un programa de cine y cultura onubense con proyección al otro lado del mar, que aún hoy cuenta con la falta efectiva de un apoyo real por parte del Gobierno, como debiera y tristemente alejado de cuanto se les da a otros Festivales nacionales. La canción de siempre. Huelva, la Cenicienta. No nos merecemos esto, como muy bien ha afirmado nuestro actual alcalde Gabriel Cruz que se lamenta de esa falta de ayuda que se le ofrece y destina a San Sebastian y a Málaga, merecidas ambas, pero que olvida por completo a un Festival, prestigiado en toda la América de habla hispana y portuguesa y casi relegado en nuestra nación. Increíble, pero cierto.

Vaya nuestro aliento y apoyo a esta efeméride cinematográfica que de seguir así, sin la ayuda deseada, pondrá algún año el The End antes de tiempo. ¡Avante, Huelva, que la película aún no ha terminado!

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