Pasado mañana, 25 de abril del 2020, celebramos el centenario de la vuelta de los franciscanos al Monasterio de la Rábida. Cien años desde aquel día de 1920 en que oficialmente se inauguraba, como decía el programa oficial, el convento rabideño, desde que la famosa ley de Mendizábal, exclaustraba las propiedades de la Iglesia, en el siglo XIX.

Los frailes volvían a su convento y Palos, Huelva y la provincia entera se alegraban con júbilo indescriptible del regreso franciscano a su casa, donde habían residido durante siglos. La Real Sociedad Colombina, que hoy tengo el honor de presidir, fue parte activa de aquellos actos que presidieron el nuncio de Su Santidad en España, el cardenal de Sevilla, el gobernador civil con el presidente de la Diputación y los alcaldes de Huelva, Moguer y Palos. En la función religiosa, por la mañana, oficiada por los franciscanos predicó José Roca y Ponsa, canónigo magistral de Sevilla y por la tarde en obsequio a las ilustres personalidades que honraban los actos, invitados y demás asistentes tuvo lugar una sesión literaria en la que intervinieron el delegado de los franciscanos en Andalucía, fray Bernardino Puig, el catedrático de la Hispalense Joaquín Hazañas, el padre Gilberto Blanco de la comunidad agustina de Huelva, el abogado y diputado provincial por Sevilla José Monge, el cronólogo de la provincia franciscana de Andalucía fray Ángel Ortega, el ilustre pedagogo palmerino Manuel Siurot y el presidente de la Sociedad Colombina Onubense José Marchena Colombo.

El primer guardián nombrado en esta nueva etapa franciscana fue fray Leocadio Gonzales Cárdenas, al que siguieron durante los diez primeros años dos frailes de carácter histórico para el convento, como fueron fray León Vence y Calviño y fray Ángel Ortega Pérez que fuera, a mi juicio, el mejor historiador de la Rábida.

Dadas la tristes circunstancias que atravesamos con la pandemia y alarma oficial decretada, la Comunidad, la Sociedad Colombina y el Ayuntamiento de Palos, se ven obligados a posponer esta celebración, para cuando el tiempo lo permita. Pero hoy, en la fecha del 25 de abril no podemos olvidar la alegría de recordar tan feliz evento que recobró para el Monasterio Cuna de América la presencia franciscana.

Rendimos homenaje a la Comunidad rabideña que durante cien años continuaron afirmando su entrega y ejemplo de vida cristiana y amor a la provincia de Huelva. Desde aquel primer guardián, hasta el actual fray Miguel Vallecillo Martín, la presencia de los franciscanos en Palos de la Frontera ha sido y es un orgullo para todos nosotros que en muchas décadas hemos compartido sus enseñanzas, afecto y entrega, mirándonos en el espejo de su humildad, devoción y sacrificio, que fueron soportes de nuestras vidas.

Fe, devoción e Historia, tres pilares que ellos mantuvieron siempre con el amor a Santa María de la Rábida, la Virgen de los Milagros, luz y faro de nuestra mayor admiración y cariño.

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