Una estrella

España es la suma de individuos, no de colectivos. Así pues, libertad individual, sí. Colectivización social, no

Ya hay quien dice que sí, que ha nacido una estrella en el firmamento político español que se llama Pablo Casado. La edad por la que circulo me impide sumarme a esa afirmación. Ya he visto tantas estrellas políticas que acabaron estrelladas que la prudencia me sugiere esperar. Dicho esto, les contaré que escuché el discurso del Sr. Casado, una vez elegido. Tenía sincera curiosidad. Pasé de todo lo que dijo que iba a hacer. No me interesan ya las promesas. Sabemos cómo se las gasta el personal de a bordo. Quería ver si don Pablo tenía en la cabeza ideas, conceptos, creencias, valores. Y sí los tenía, eso me pareció. Su discurso no fue el del busto parlante que babea las mismas letanías que ya nos sabemos de memoria. Antes al contrario le aprecie convicción en lo que dijo en momentos claves del discurso y eso solo se puede transmitir si se cree en lo que se está diciendo. Y voy directamente a lo que considero el momento central de su discurso, el instante en el que puso de pie a todo el auditorio y yo en mi casa me removí en el sillón. Fue cuando dijo que él creía en la persona, en el individuo, en el ser humano tomado así de uno en uno, fuera la que fuera su condición social, su edad, su género o cualquier otro atributo que tuviese. No creía en la colectivización de la sociedad, en el fraccionamiento de los personas según su edad, su sexo o su estado social. La sociedad no puede estar dividida en jóvenes, viejos, mujeres, hombres, etcétera.

Pues sí señor, así habla un político de centro derecha, un demócrata liberal en el mejor y más clásico sentido de la palabra. Porque el que cree en la persona, una a una, cree en la libertad individual que está por encima de todo. Una nación formada por millones de ciudadanos, libres e iguales en dignidad y en derechos, en la que todos, uno a uno, ponen su libertad y su capacidad al servicio general es una nación libre, indivisible, invencible. Una nación de hombres individualmente libres es una nación de emprendedores, de creadores de empresas que dan riqueza a ellos y a los demás. No hay libertad de empresa en una nación colectivizada, es imposible. Y por ello no hay riqueza sino más bien pobreza y miseria. Me acordé entonces de la Constitución de Cádiz de 1812, prodigio liberal de una nación invencible. En su artículo primero dice que la nación española es la reunión de todos los españoles. Así es, España es la suma de individuos, no de colectivos. Ni siquiera nuestra actual Constitución es tan diáfana en este punto. Así pues, libertad individual, sí. Colectivización social, no. Buen comienzo, Sr. Casado.

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