Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Una espina

La elaboración de las listas electorales siempre se ha vivido con polémica en el interior de los partidos, pero lo que ha ocurrido en el PSOE andaluz causa una extrañeza general: mover ficha enviando a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al puesto undécimo de la candidatura de Sevilla es una forma autodestructiva de echarle un pulso a Pedro Sánchez; suicida si, como todo el partido sabía, sería la primera. ¿Qué es lo que ha querido transmitir la militancia con este gesto? ¿Que si fuese por ellos no debería ser diputada? Las indicaciones de Ferraz han sido recibidas por la dirección andaluza como una humillación a la que no se doblegará. Olvidan que su poderío se perdió el pasado 2 de diciembre, ya no son los mismos. No hay autocrítica ni propósito de enmienda por haber perdido el Gobierno de la Junta, es como si el afán que moviese a la dirección susanista sólo fuese el contrincante: unos días, Vox; otros, Juanma Moreno, y casi siempre, Pedro Sánchez. Susana Díaz sostiene que el 28 de abril quiere sacarse la espinita, pero lo que lleva clavado es la lanza de Longino. La dirección andaluza perdió olfato electoral y no lo ha recuperado, aún no ha percibido que hay otra ola en marcha contraria a la derecha, que Sánchez va subida en ella, aunque sea cabra, y que la comparación entre el 2-D y el 28-A será otra dolorosa espina.

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