La Ecología como espectáculo. Una chica enojada riñendo a los mayores. Una gran escenificación en forma de Cumbres. Gráficos. Imágenes de cada rincón del mundo. Glaciares que caen al mar. Tortugas enredadas en plástico. Locutores con mascarilla o botas de agua, hablando de polución o inundaciones. Más gráficos. Pantanos resecos o costas destrozadas por el oleaje. Calentamiento Global. Cambio Climático. Crisis Ambiental. Fridays For Future. La Sexta Gran Extinción. Y todo con mayúsculas. Y todo sin retorno. Y todo científicamente incontestable, abundantemente documentado. Un espectáculo global, que afecta a cada continente, a cada océano, incluso a la estratosfera. Y a cada una de las especies, animales o vegetales.

La Ecología como espectáculo. Una década tras otra. Con sus titiriteros, sus malabaristas, sus payasos, sus contorsionistas. Sin animales, eso sí, porque todos acaban fileteados y cocinados en su salsa. Un espectáculo pensado para ver en ratos libres. Para dejarse impresionar por su colorido, su crudeza impactante. Un espectáculo que sólo nos pide atención: permanezcan en sus asientos, estén atentos a las pantallas. O a las pistas del circo. Pero en cualquier caso: no se muevan. No interfieran. No cuestionen. No participen.

La Ecología como espectáculo. Porque si la Ecología no es un espectáculo, si eso del Medio Ambiente, de la Crisis Ambiental, de la Extinción de las Especies, si todo eso no es mero espectáculo, entonces empieza a ser peligrosa su exhibición. Y resulta entonces bastante inevitable ver detrás un sistema económico que prioriza la acumulación de capital a costa de lo que sea. Y después es fácil deducir que los glaciares caen, las especies se extinguen y las costas se inundan para que el sistema pueda seguir con su lógica acumulativa y extractivista.

La Ecología como espectáculo. Porque además, como ciudadanitos, ver más allá de eso es, necesariamente, tomar parte. Porque no podemos seguir comprando un móvil cada semestre, ropa cada fin de semana y carne cada día y pretender que los bosques se salven. No podemos ir en coche a todas partes, tener aire acondicionado en cada habitación y generar toneladas de basura y pretender que el aire que respiramos esté limpio. No podemos, en definitiva, seguir viviendo como lo hacemos y pretender que el planeta que habitamos no sufra las consecuencias.

Por eso nos resulta más cómodo entender la Ecología como un espectáculo. Por eso nos gustan los gráficos, las cumbres y las gretas: porque no cuestionan nuestro modo de vida. Se consume todo desde el sofá.

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