La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Los escaños que Teresa retiene

Rodríguez se ha apropiado de los escaños de Adelante, viaja a ninguna parte y dispara un misil contra la izquierda radical

El ex coordinador general de IU Andalucía, Antonio Maíllo, ha acusado a Teresa Rodríguez de "vampirizar" el patrimonio construido por miles de militantes de IU y de Podemos al retener los 17 escaños del Parlamento andaluz que sacó la coalición que formaron ambos grupos, junto a otros socios muy minoritarios, en las elecciones autonómicas de diciembre de 2018.

Maíllo, que se retiró del cargo por enfermedad, sabe bien de lo que habla, ya que él mismo y Teresa se inventaron Adelante Andalucía, que es la marca con la que IU y Podemos ya habían concurrido a los comicios andaluces, antes de que Rodríguez abandonara Podemos. Voluntariamente, y por dos razones: siendo de la minoría llamada Anticapitalistas, estaba en contra del Gobierno de coalición de Iglesias con Sánchez, y siendo rabiosamente andalucista, exigía que Podemos tuviera una estructura confederal y Adelante fuera una organización autónoma, con poder y finanzas propias.

Como ambas reivindicaciones eran innegociables para Pablo Iglesias, Teresa Rodríguez y sus Anticapis -así de cursis se ponen- se marcharon de Podemos, pero conservando sus escaños de diputados y diputadas, y arrogándose también la marca Adelante Andalucía. Es lo que denuncia Maíllo, con toda la razón el mundo, y lo que viene a torpedear, una vez más, la viabilidad de una izquierda a la izquierda del PSOE que sirva para algo más que para patalear.

La jugada presenta inconvenientes se mire como se mire. Por un lado, representa un caso nítido de apropiación indebida: si fueron diputados bajo el paraguas de Adelante y como militantes de Podemos, deben dejar de serlo en cuanto dejan de militar en Podemos. Han secuestrado los escaños que un día fueron legítimamente suyos. Por otro, viene a ser un misil en la línea de flotación de la izquierda radical, que se divide y subdivide de nuevo, en un episodio más de esa pluripartición celular que la consume desde hace años. Finalmente, Teresa Rodríguez se perjudica a sí misma: dilapida buena parte de su imagen de política honesta y firma el certificado de defunción de su liderazgo. ¿Qué hay después de esto? Como mucho, un partidito de amigos y familiares y, con mucha suerte, un par de escaños en el siguiente Parlamento andaluz.

Teresa sigue empeñada en su viaje a ninguna parte. Si acaso, un viaje de vuelta a la enseñanza después de tanto tiempo de liberación sindical y política. Una pena.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios