La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Se equivoca, otra vez, Casado

La reforma laboral pactada es puramente socialdemócrata, no asalta los cielos y equilibra las relaciones en la empresa

Mientras el año se despide con el recibo de la luz por las nubes, como se esperaba, la inflación general desbocada, como se temía, el presidente del Gobierno dedicado al autobombo más disparatado y patético en su rendición de cuentos para no dormir, como acostumbra, y el virus arrasa pero en su versión más leve, como soñábamos desde la vacuna, el jefe de la oposición se equivoca en lo importante. Una vez más.

Pablo Casado hace una oposición tan errática, desconcertante y desconcertada, desequilibrada y apocalíptica que no pierde ninguna oportunidad para arruinar sus posibilidades de llegar a La Moncloa. Su máxima político-vital es un dogma intocable: qué propone el Gobierno, que me opongo. Sea lo que sea. Si lo promueve Pedro Sánchez, a la fuerza tiene que ser malo. Pero hasta los relojes parados aciertan la hora dos veces al día. Hasta los gobernantes más desastrosos hacen cosas positivas, que están bien y que merece la pena apoyar.

Como la reforma laboral pactada entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos. Hay muchas razones para que la derecha moderada la respalde. La primera, y la más importante, que viene a reequilibrar las relaciones laborales y frenar la devaluación salarial objetivamente generada por la reforma de Rajoy y Fátima Báñez. Pero hay más. Uno, mantiene íntegramente las bases de la flexibilidad empresarial que redundaron en más empleo desde 2012. Dos, PSOE y Podemos no han derogado aquella reforma como habían prometido, firmado y proclamado rotundamente. Lo que han hecho es un retoque que mejora la norma del PP, una revisión puramente socialdemócrata, muy lejana del soñado asalto a los cielos, con la que Yolanda Díaz entierra a Pablo Iglesias y abraza a Nadia Calviño (y a Bruselas, pues). Tres, la reforma la avalan los empresarios y autónomos, la elogia la factoría del pensamiento conservador español (FAES) y la vituperan los socios tóxicos, separatistas y posterroristas, del Gobierno.... y Pablo Casado, que anuncia recurso ante el Tribunal Constitucional y promete cargársela en cuanto acceda a la presidencia. Este hombre no sabe escoger a sus compañeros de viaje. Probablemente tampoco sepa elegir la ruta.

En vez de sacar pecho porque la legislación laboral del PP se mantenga intacta en un 80% en el ratón parido por la montaña del Gobierno, Casado se enfrenta a los agentes sociales, se instala en la irracionalidad y sigue el guión que mejor le asegura el fracaso: me opongo s todo. Un inmaduro.

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