Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Se os entiende de maravilla

La comunicación no es el verdadero problema de algunos políticos; es que se les comprende a la primera

La dichosa manía de endosarle cualquier memez soltada por el cargo de turno a los problemas de comunicación, se ha convertido en algo legendario. No hay manera de que una solemne estupidez -y miren que hay donde elegir- no llegue con el soniquete de que no se les ha entendido bien cuando, en efecto, el problema es que se les comprende a la primera. Un amigo mío tuvo una salida épica cuando lanzó su opinión sobre una campaña, creo recordar que era del PSOE, cuya originalidad era que se pasearían casa por casa, así al azar, a lo loco vivo, donde explicarían su programa al infortunado que cometiera la osadía de abrirles la puerta. Todo el mundo opinaba sobre si ese hecho se produciría o no y un sátrapa como él soltó aquello de que "lo peor que les puedes hacer es invitarles a pasar y que te expliquen su programa; les has jodido vivos". Todavía me parto al recordar al cabrón roto de risa con un kalimotxo en la mano.

Los problemas de comunicación han llegado para quedarse; lo mismo valen para explicar la trama Gürtel, que los ERE, que las peticiones sobre la soberanía de algún reino de taifa, que cualquier salida de madre en esa eterna campaña en la que vivimos instalados. El último en llegar y el último en usarla, ha sido Vox. Cada una de las barbaridades con las que nos adornan las orejas, es seguida de esa enorme dificultad que tienen para comunicarse personas que no hacen otra cosa salvo hablar. Y además, los corifeos que siguen las andanzas de tan lamentables personajes repiten el mismo estribillo ante el cortado mañanero: "Si, es verdad que son muy brutos pero en el fondo tienen razón; lo que no saben es comunicarlo bien".

Pues no hijo no. Se les entiende a la primera. No es que parezcan machistas, es que lo son; no es que odien a los inmigrantes -a los pobres, entiéndanme que a los ricos les hacen las pertinentes genuflexiones-, es que los odian; no es que no soporten a los homosexuales, es que no los soportan; y vale lo mismo con catalanes, vascos y de cualquier paisano que no luzca la camiseta imperio, el palillo en la boca ladeao, no le gusten los toros, el flamenco, los callos, no lleve la pulserita con la bandera o la tenga en su balcón, que no piensen que Franco fue un gran hombre, que no vibre con Bertín, José Manuel Soto o el himno de la Legión. Se les entiende demasiado bien; son intolerantes, homófobos, racistas, machistas y aprendices de dictadores.

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