Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

El ejemplo de los Flores Cano

HAY mucho mensaje en eso de que una familia de Bollullos le gane el pulso al todopoderoso Estado/Junta yendo a los tribunales por un asunto relacionado con la Educación: la sentencia que ampara la objeción de conciencia para negarse a recibir esta disciplina académica. Hasta ahora, los mensajes dominantes frente al poder eran de dos tipos: o se le hace la pelota al que manda para medrar así y llenar los escalafones de mediocres o le muestras tu temor tratando de pasar desapercibido para que no te parta un rayo, el rayo del poder.

Sin embargo, en este país no estábamos acostumbrados a eso que vemos en las películas americanas en las que un ciudadano defiende sus derechos ante el Estado y gana y a veces incluso provoca enmiendas en la legislación vigente. Aquí somos poco americanos para eso y mucho para las hamburguesas, nos justificamos yendo contra Bush para poder perder después el trasero bailándole a Hollywood tratando de que nos den un Oscar.

La familia Flores Cano, de Bollullos, nos ha dado una lección de valentía y nos ha demostrado que siempre es posible defenderse ante lo que se considera una injusticia, y eso, entre otras cosas, tendría que llenar de orgullo a los jueces, tan sometidos a presión en ocasiones en un país con una corta experiencia democrática aún, en el que te descuidas y le dan un empujón a la Justicia tratando de llevarla para un lado u otro, donde hay jueces artistas que salen y entran en la política pretendiendo aparentar que no se manchan, y donde todo poder posible se intenta reducir sólo y exclusivamente al poder político.

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