El lado bueno

La edad no perdona

Lo mejor de hacerse mayor es, sin duda, la tranquilidad de que las cosas cada vez te importan menos

El otro día leí que te das cuenta de que te haces mayor cuando después de un ataque de risa te da un ataque de tos. Se me clavó un puñal en el pecho. Yo pensaba que me pasaba porque tengo alergia: ya estoy notando los primeros síntomas.

Otra señal clara de que los años pasan es que empiezas a bailar como tu padre, del cual te has reído siempre, y ahora te ves reflejado en él sintiendo un ridículo espantoso, pero sigues danzando porque te da igual: es lo que tiene también cumplir primaveras.

Lo que no puedes hacer bajo ningún concepto es ver fotos de hace unos años. Totalmente desaconsejado. Te vas a ver desmejorado/a, seguramente habrás engordado, y si encima llevabas flequillo te entrarán ganas de cortártelo. Vamos, un cúmulo de despropósitos para que caigas en picado, cuesta abajo y sin frenos.

Lo que es increíble es la diferencia que hay entre algunas personas de la misma edad, y ya eso se va notando a partir de los 35-40 años: según te hayas portado con tu cuerpo (hábitos deportivos y de alimentación) y la genética que te haya tocado. Te puedo poner el ejemplo de algunos famosos que todos conocemos: los 53 años tan bien llevados de Jennifer López y Jennifer Aniston, los 80 que ya tiene Harrison Ford o los 65 años de Jordi Hurtado. Éste hombre sí que lo lleva bien.

Y cuando quieres contratar un seguro médico y te sorprendes porque cuesta un pastizal: esto significa que eres más viejo que un bosque, más viejo que la pana o que tienes más años que el hilo negro, para que nos entendamos.

¿No creerías que te iba a dejar con tan mal sabor de boca, no? No quiero amargarte el día. ¿Qué es lo que sacamos en positivo de cumplir años? El placer de que hayas vivido, experimentado y todo lo bueno que sacas de ello. Rupturas sentimentales, viajes inolvidables, ratitos especiales con los amigos, fracasos laborales, éxitos, sueños cumplidos, el premio del reintegro del cupón del sábado y todo lo que nos queda por conocer. O no. Eso me dijo el otro día un artista de 84 años que pinta de maravilla, viendo su cuaderno de bocetos y apuntes. Le dije que guardara todo para cuando se muriera y se hiciera famoso, que lo íbamos a exponer en el museo. Me soltó: "A lo mejor te mueres tú antes". Touché.

Pero lo mejor de hacerse mayor es sin duda la tranquilidad de que las cosas cada vez te importan menos. Le das la importancia justa, no como antes, que todo te parecía un mundo y hacías una montaña de un grano de arena. Pasotismo en estado puro. Cada uno tiene su escala: unos la tienen calibrada tirando más alto y otros más bajo, según las experiencias vividas, lo aprendido y las expectativas.

Sólo pregúntate esto: ¿qué edad tendrías si no supieras la fecha en que naciste? Los hay viejos de 30 años y jóvenes de 70, los hay con ganas de vivir y sin ganas de nada. No dejes para mañana lo que puedas disfrutar hoy, no pierdas nunca la curiosidad y no te pongas botox en los labios, que nunca quedan bien.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios