Siempre he creído que los sonidos, la voz , no enmudecen, quizás se acallen, pero siempre queda en nuestros oídos el leve rumor de eco. El eco no desaparece.

Hoy, si me lo permiten, me gustaría traer a este rincón onubense del periódico, el recuerdo a un amigo, un artista, un personaje popular en el mundo de la música durante muchos años. Desde la dorada arena de Punta Umbría me enteré que voló al mar de la eternidad, quien fue la voz melodiosa que daba vida al pasodoble "Mi Huelva tiene una ría". Su nombre, Manolo Sosa. Su ser de buen amigo y su voz poniendo letra y sentimiento a muchas canciones, fueron testimonios bien probados y conocidos en la Huelva de más de medio siglo. La vida de Manolo Sosa, un gran profesional, fue el compás inolvidable de una de las orquestas más famosas de Andalucía en los años cincuenta, la de recordado maestro Emilio Molero, que se hizo internacional, en su muchos desplazamientos a Portugal y Marruecos. Manolo Sosa llevaba enfermo algún tiempo, pero siempre entregado en su amor a la música y por supuesto a su esposa y a sus hijas Tere y Rocío. Siempre recordaré una velada, hace muchos años en que con Molero al piano, Manolo y Tere, cantaban a dúo el célebre pasodoble onubense y recordábamos que el mismo había nacido en 1946 en un espectáculo llamado Galas Infantiles, en el Gran Teatro de nuestra ciudad, bajo el titulo, por muchos desconocido de "Coplas del puerto". Un día, este gran amigo me sorprendió grabando mi pasodoble "Punta Umbría" que nadie ha sabido cantarlo mejor que él y que ahora es como el himno de nuestro bello pueblo marinero. Con su voz grabada y su recuerdo, el arte y las bellas interpretaciones de Manolo Sosa, ya están en la historia de Huelva. El oficioso himno de Huelva, por extensión en el pueblo llevará para siempre el timbre de aquella voz que durante décadas lo hizo popular, llenándonos a todos de orgullo. No podía olvidarse en esta pequeña agenda del día a día de nuestra ciudad rendir un pequeño e intimo homenaje a este gran animador o vocalista, como se decía antes, que llevó en su voz el alma choquera de nuestros sentimientos.

Hoy, nuevamente, puedo afirmar que, aunque pase el tiempo, el eco de la voz de este gran cantante y amigo, nos traerá infinitos recuerdos de unos años que se fueron pero dejaron su mejor eco en la música del corazón. Ese eco de la voz de Manolo Sosa, es ya permanente. A Tere, Rocío y a su madre, nuestro pesar y el recuerdo agradecido a quien tantas horas de amista y arte musical nos dio. La música es un arte eterno. La voz que le acompaña, la expresión viva de esas notas que nos transportan a un mundo distinto y bello. Quienes dejaron su eco, también nos dejaron parte de su vida. Gracias a todos ellos.

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