Visiones desde el Sur

Hasta donde dijimos (II)

¿Qué hacen el jefe del estado, presidentes, ministros y presidentes autonómicos de vacaciones?

Decíamos ayer que el Sr. Casado y el Sr. Abascal están realizando una política desleal para con España y los españoles, con su indigno comportamiento respecto al Covid-19, que solo busca una rentabilidad a corto plazo y mantener la marrullera tensión política que iniciaron al comienzo de esta legislatura.

Decía Hannah Arendt, que sabía bastante de totalitarismos, en 'Verdad y mentira en la política', que: "El secretismo y el engaño, es decir, la deliberada falsedad y la pura mentira como medios legítimos para el logro de los fines políticos, nos han acompañado desde el comienzo de la historia escrita. La sinceridad nunca ha figurado entre las virtudes políticas, y las mentiras siempre han sido consideradas como medios justificables en los tratos políticos".

A pesar del párrafo tan concluyente de Arendt, y de saber que las cosas son así y no de otra forma, para nuestra desgracia, uno ha de sentir al menos, algo de vergüenza -si es que la tiene, claro- por el comportamiento de la camada de líderes políticos que nos ha tocado en suerte en esta hornada de jóvenes cachorros, agravada además por la crisis institucional, sanitaria, educacional, económica, empresarial -y por tanto, laboral- que se nos ha venido encima por la pandemia del coronavirus, que nos va a llevar a una situación de desamparo y de necesidad tal, que ni las ayudas de la Unión Europea servirán para paliar el deterioro de un país que sigue pensando que aquí no ha pasado nada, cuando, en realidad, deberíamos estar en un estado de emergencia nacional, consensuado con todos los que deban integrarlo, ante lo que se nos avecina en otoño e invierno.

Y que nadie piense que estoy hablando de centralización de competencias en el Estado, porque la Constitución española ya deja claro cuáles son las responsabilidades políticas de cada territorio

¿Qué hacen el jefe del Estado, el presidente del Gobierno y buena parte de su gabinete ministerial, así como otros tantos de presidentes de Comunidades Autónomas y sus gobiernos, de vacaciones? ¿Cómo pueden estar los parlamentarios nacionales, los autonómicos y los senadores de holganza estival con la que tenemos encima? Pero ¿en qué país vivimos? ¿En manos de quiénes estamos? ¿Es que no hay integridad, o al menos un ápice de inteligencia o de vergüenza, entre todas sus excelencias? Pues no. Nadie hay que alce la voz diciendo que este juego con el que enredan no es sostenible por más tiempo.

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