Hacia dónde nos lleva? ¿Hacia dónde quiere ir? ¿Hasta dónde pretende llegar? ¿Cuál es, de verdad -si es que ésta es concebible en usted- el camino que va a tomar?... ¿Acaso es consciente de las responsabilidades reales y no imaginadas que tiene? ¿Sabe, fehacientemente, que en sus manos está el futuro de todos los españoles y no solo el de quienes le votaron, le son próximos ideológicamente, si es que lo suyo tiene una ideología reconocible, incluso de los militantes del partido al que representa y al que está cambiando su perfil de moderación? ¿Tiene conciencia de su tremenda debilidad, que proclaman en público sus pretendidos socios, jactándose de que es usted un "derrotado" al que van a presionar? ¿Puede usted consentir que las minorías radicales, independentistas y antisistema, impongan sus criterios a una mayoría constitucionalista, por su exclusivo deseo de permanecer en la Moncloa?... Podríamos continuar de manera interminable para terminar de poner en evidencia la inconsistencia del personaje que representa, la ausencia de lealtad institucional y constitucional que pone, siempre que tiene ocasión, de manifiesto, la constante contradicción e incoherencia argumental de la que hace gala, el uso negativo del eufemismo para justificar el uso del axioma, no confesado de que el "fin justifica los medios" …

Hay, sin embargo, algo más lamentable y es que da la impresión de ser, cuando menos, poco leído. No parece conocer o no le interesa, la historia de este país en los últimos ciento cincuenta años, cosa que le enriquecería y le ayudaría a no cometer errores, como se anuncia podría suceder, que rompan una convivencia ya hoy intuida como muy difícil y que, por esa sumisión demostrada en base a sus afanes individuales, terminarán acabando con su trayectoria política.

Le escribo con ánimo constructivo preocupado por el bien general y le aviso: un nuevo frente se reproduce en el País Vasco que pasa, tras el olor a debilidad detectado en sus posiciones, vía Partido Nacionalista Vasco -partido burgués y más cosas, donde los haya- a la ofensiva con un Plan Ibarretxe, bis.

Como tampoco se le puede aceptar su incalificable actitud, por silenciosa, con el tema de los ERE en Andalucía, lo que interpreto como ofensa a los andaluces ante el desprestigio que supone ante "todos" no merecer una sola palabra cercana hacia un pueblo "señalado" por una "estafa" política, económica y de consideración por parte de gentes de ¿su partido?

Por fin, amigo lector, un apunte para valorar en dónde estamos y hacia dónde nos pueden llevar. Vean la Carta a los españoles que le han dirigido al presidente, quiénes la firman y comparen con los dirigentes actuales. No digo más.

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