El título que traigo hoy a este rincón de nuestro querido periódico me recuerda a uno parecido, aunque no exacto, de una película. Para mí, estos tres días de diciembre que evoco me traen muchos pensamientos en las horas finales de un año que se nos va.

La semana que viene tendremos tres días marcados por acontecimientos de todo tipo. Algo así como un puente que nos llevará a la Nochebuena, cuando yo espero que el único pensamiento sea ese que da nombre a esa fecha tradicional, entrañable y tan nuestra.

Llegamos a un tiempo de Navidad frío, en la temperatura y en los sentimientos de muchos. Nuestras calles están llenas de luces, pero faltas de motivos navideños. Todavía algunos no se acuerdan o no quieren acordarse de que estamos en celebraciones de sentimientos profundos y arraigados en nuestros corazones. Estamos en Navidad. La alegría en los hogares, en la familia están llenas de nostalgia de vida, de recuerdos y de separaciones transcendentes. Esperemos que esas celebraciones junto al Portal, al Belén, sean eso, celebraciones de conciencia y de fe en nuestras creencias.

Pero antes, tenemos tres fechas de aúpa.

El día 21, las elecciones autonómicas catalanas, fruto de unos desconciertos, osadías y oportunismos políticos que quieren hacer mover nuestros sentimientos de paz y de unión constitucionales. Sus resultados, sin duda, a menos que se imponga el sentido común, que por allí no abunda, pueden traernos un continuado desasosiego no deseado.

El día 22, un alto en el camino. Día de esperanzas, de ilusiones, de sueños mientras los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso cantan los volubles números que danzan en el bombo de las fantasías. El Gordo es esperado con impaciencia. Y cuando salga, alegría por un lado y decepciones por otro. Pero sin duda una fecha que marca en el mes.

Y llegamos al 23. Y como titularía la siempre recordada revista La Codorniz: Deporte hasta en la sopa… Partido de fútbol en la cúspide. Madrid, Barça. Los ánimos en vilo, el corazón a su máxima velocidad. Los Cristiano, Messi, etcétera bailando sobre el césped sus millonarias patadas al balón. La dosis letal para la pasión está servida. La droga para no pensar se nos sirve hasta por televisión. Día grande también.

Y así tres días para que el 24, por fin, muchos podamos oír el mejor resultado electoral, el premio de lotería más grato o el resultado más esperado sobre el césped, que será sin duda aquel que los pastores escucharon en Belén al filo de la medianoche: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".

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