Llama la atención la ostentación que el presidente y el vicepresidente de la Junta hicieron el martes de los primeros cien días del nuevo Gobierno andaluz. Un acto oportunista: utilizar las instituciones en beneficio electoral de PP y Ciudadanos. Anticiparon en más de una semana la efemérides para mostrar su armonía. La de Moreno&Marín fue una maniobra hipócrita: días antes Ciudadanos presentó una moción en el Ayuntamiento de Málaga con el fin de "tocar los cojones" al PP. La cita es textual de una anotación dejada por descuido en el documento, que fue retirado tras el bochorno. Y días después Cs fichó para su lista autonómica de Madrid al presidente que sustituyó a Cristina Cifuentes e iba de número cuatro en la candidatura popular al Parlamento Europeo. Un peso pluma el tal Garrido, pero una puñalada trapera de Rivera a Casado. Así que la simulación de avenencia de liberales y conservadores andaluces queda en entredicho.

En todo caso, el balance de los primeros meses de este Ejecutivo es corto. Cabe la excusa de que la disolución de Las Cortes y la campaña electoral han condicionado su actividad. Pero las dos principales impresiones son que el PP ha ocupado casi toda la escena, eclipsando a Ciudadanos, y que los nuevos gobernantes han dedicado más energía en desacreditar a sus antecesores que a la acción política. Su medida estrella ha sido la bonificación del 99% del impuesto de Sucesiones, que ya estaba en un millón exento por heredero. Las 21 medidas de las que presumen M&M están tan llenas de buenas intenciones como vacías de contenido. En la web oficial se habla de iniciar trámites, actividades o diseños; dar primeros pasos, trabajar en proyectos, impulsar criterios o planes, poner en marcha próximas medidas o crear grupos de trabajo. Literatura administrativa.

Y si el Gobierno tiene un corto rendimiento que no sea el de airear la pésima herencia recibida, la oposición no tiene mejor balance. Ni PSOE ni Adelante Andalucía se han recuperado de la pérdida conjunta de 700.000 votos el 2 de diciembre. No paran de repetir que quien manda en la Junta es Vox. Susana Díaz ha hecho tanto énfasis en el trifachito que mucha gente cree que Vox está en el Gobierno andaluz. Incluso medios internacionales de prestigio. El jueves, Financial Times decía en un editorial que una "alianza alternativa de los tres partidos de la derecha, Vox incluido, tomó el poder en Andalucía el año pasado". Y el viernes CNN decía en un reportaje que el resultado de las elecciones en Andalucía fue "una inesperada coalición regional de derecha formada por el PP y Vox". La presidenta que tanto pedía cuidar la imagen de Andalucía, en su intento de supervivencia no duda en proyectar esto hacia fuera. Más a la izquierda, Teresa Rodríguez está de baja maternal y Antonio Maíllo (IU) relegado en AA. Quizá sea culpa de la larga campaña que se ha solapado, pero hay poco provecho en el arranque de la nueva legislatura. Son 100 días de poco.

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