El panorama de afectados por el Covid no ha desaparecido del todo y el virus sigue a nuestro alrededor amenazando y alterando nuestras vidas. Debido a ello, las autoridades sanitarias y educativas se han puesto en marcha pronto a fin de tomar las precauciones necesarias para normalizar todo lo posible la dinámica del próximo curso escolar, asegurando mejor la salud del alumnado. El proceso que conlleva esta tarea, una vez aprobado en el Congreso el Plan de Reconstrucción, abrió esperanzas concretas para conseguir una incorporación a los centros segura y estable, aunque continúa siendo una incógnita cuáles son las verdaderas razones para que sea tan complicado, en este país, conseguir acuerdos. Los cuchillos siempre a mano y afilados.

El primer debate se originó para decidir sobre si las concesiones aprobadas serían solo para la escuela pública o también para la concertada. Se concluyó que para ambas, aunque podría afirmarse que hay escuelas concertadas más "privadas" que las legalmente privadas o recordar que la escuela pública es la única de todos y para todos, de lo que se trata hoy es de asegurar a (todas) las familias que sus hijos contarán con los medios humanos y materiales para estar protegidos en sus escuelas en septiembre.

Dado que cualquier dato, por objetivo que parezca, será juzgado a la luz de quien lo defienda, se hace necesario analizarlos adecuadamente. En nuestra Comunidad, el anuncio de incorporar a más de 6.000 docentes para reforzar la enseñanza (pública y concertada), desdoblando grupos y asegurando así la distancia de seguridad entre el alumnado, se ha anunciado con redoble de tambores, pero depende… Si se analizan los datos en su contexto, no es oro todo lo que reluce. Resulta que esa cifra coincide prácticamente con el número de plazas suprimidas, solamente en Primaria, en los últimos años, o sea que tampoco es para tirar cohetes ¿no? Algo parecido ocurre con la incorporación de 1.500 trabajadores de la limpieza, una noticia recibida con aplausos puesto que se asegura así la debida higienización de los centros, pero es que han sido más de mil los trabajadores eliminados últimamente. Por cierto, justo es recordar que las supresiones empezaron con el Gobierno socialista.

Pero lo más preocupante es que si en Andalucía hay alrededor de 4.000 centros públicos y 600 concertados, ¿Alguien ha hecho la cuenta de cuántos docentes de apoyo corresponde a cada centro?

"Depende, todo depende", que cantaba nuestro querido Pau Danés.

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