Es necesario combatir enérgicamente la evasión fiscal; subir los impuestos a los ricos, o sea, a un 1% de la población; hay que combatir el cambio climático porque es necesario para el futuro de la humanidad y en segundo lugar porque generará múltiples empleos; hay que fortalecer el movimiento sindical; hay que dar una solución a los inmigrantes para su integración en el país como ciudadanos de pleno derecho; el supremacismo blanco es terrorismo…

Lo escrito en el párrafo anterior no lo ha expresado ningún líder político venezolano, bolivariano, comunista… o lo que se le antoje. Son frases extraídas del discurso dirigido a los congresistas y senadores por parte del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Joe Biden, en la madrugado de ayer.

Y nadie podrá decir que EEUU es un país de izquierdas. Jamás lo fue ni lo será. Pero, contrastan y mucho las palabras de Biden con las que esgrimen los líderes políticos en España; y no digamos ya con lo que se manifiesta en los mítines electorales de la Comunidad de Madrid, convertidas como están en un plebiscito con tintes nacionales y en una guerra en donde la voz de la cordura ha desaparecido en el fragor de una batalla que solo beneficia a los totalitarismos.

El Gobierno de este país, que preside el Sr. Sánchez, no ha tenido los bemoles necesarios, o puede que la capacidad y el liderazgo suficientes, para aplicar medidas correctoras que beneficien a la ciudadanía en general en estos penosos momentos en que vivimos, implantando políticas que ayuden a salvar la maltrecha economía, la incertidumbre de los jóvenes, las colas del paro o las columnas del hambre. Le han faltado gónadas al gobierno para enfrentarse a un sistema económico, bancario y bursátil, que va a lo suyo, a la rentabilidad a corto y medio plazo.

Mayúsculo error que ha traído consigo un crecimiento inusitado de la inestabilidad social y política, tal y como estamos viendo en las proclamas de la ultraderecha y en las amenazas de muerte a dirigentes políticos con balas de diverso calibre introducidas en sobres y enviadas por correo.

La izquierda no ha planificado bien estas elecciones y puede que se dé un batacazo de órdago. Algunos han convertido en un conflicto lo que era un problema, ni más ni menos porque el Gobierno no ha sabido estar a la altura de las circunstancias y buscar la solución; y la ultraderecha, claro, como es obvio, se ha aprovechado de esa incapacidad. Es lo que tenemos.