El pasado 25 de noviembre murió Diego Armando Maradona, uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia de este deporte. Sólo eso, un gran, un maravilloso jugador de fútbol. En ese momento se puso en marcha lo irracional del ser humano, en ese momento el mitos triunfó sobre el logos. Volvimos a la Grecia preclásica, la razón dejó de tener sentido, el mito colapsó la realidad.

La muerte del nuevo dios pagano ocupó las portadas de toda la prensa-deportiva y no deportiva abrió todos los informativos de radio y televisión, inundó las redes sociales. Por todos lados aparecían declaraciones de futbolistas que lo habían conocido, de deportistas que lamentaban su muerte. Políticos, intelectuales, artistas, hasta un notario de Pamplona que estuvo en la movida, se veían obligados a emitir algún comunicado laudatorio.

El pueblo salió a la calle. Argentina se inundó de lágrimas y de violencia, Nápoles también lloró y puso el nombre del nuevo dios a su estadio… Hasta Barcelona olvidó el procés para salir a la calle y recordar al ídolo. Era sólo un jugador de fútbol y recibió funerales de estado. Todos habíamos perdido la razón, todos habíamos sucumbido al ambiente creado en pos del mito.

Pero apareció Paula Dapena, una jugadora de fútbol, para devolvernos a la realidad, para apelar a la razón. Mientras sus compañeras guardaban un minuto de silencio en honor del futbolista argentino, ella se volvió sentada de espalda como protesta por el homenaje. No entendía la sinrazón de rendir pleitesía a un "maltratador". Paula, con su gesto, nos mostró la realidad. La muerte de un futbolista, sólo era eso, un futbolista, acalló la muerte de 46 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. El Día contra la violencia de género sólo hablamos de la muerte del jugador Diego Armando Maradona.

Esas 46 mujeres asesinadas por el terrorismo machista que campa a sus anchas. 46 mujeres que sufrieron el miedo y el terror hasta acabar muertas con saña. Ellas sí merecen nuestro homenaje, sí merecen las portadas, sí merecen funerales de estado. Paula mostró el camino y lo que ha recibido han sido amenazas tuiteras. Como decía un proverbio chino "cuando el dedo señala la luna, los imbéciles miramos el dedo…".

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