Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Ya no somos decisivos

Por una vez, quienes creemos en el valor de la abstención nos quedamos con la miel en los labios y fuimos derrotados

Ea, pues ya está, una menos. Nueva jornada electoral que, a pesar de los vientos que ayer me llegaron desde la ribera, hemos vuelto a demostrar que aquellos que creemos que la mejor manera de intentar cambiar esto es, simplemente, ejerciendo nuestro derecho a no participar en semejante sainete, nos hemos quedado a las puertas de convertimos una vez más en fuerza decisiva a la que, como siempre, no se nos tendrá en cuenta.

La de ayer fue una película que ya habíamos visto demasiadas veces y que alguien nos cambió el final; mesas constituidas sin incidentes (¿qué pensaban que iba a pasar?) salvo el presidente del recóndito pueblo perdido que se quedó sobao un domingo por la mañana que a quién se le ocurre por Dios; la hermana mayor del convento de San Sulpicio que demuestra la vocación democrática del clero, ya que no se ha dado el caso de unas elecciones sin que salga sor nosequé, con sus hábitos a pie de urna; las constantes referencias a "con total normalidad" como si esperasen la llegada del apocalipsis, sin darse cuenta de que la normalidad no es parcial nunca y que esa misma ausencia de incidentes, cinco minutos después de abrir las urnas dejó de ser noticia; desfile de moda dominguera que va desde quienes se arreglan para ir a misa y arrepentirse por lo que van a hacer después, a los que cometen excesos deportivos absolutamente impropios para ciertas edades; aburrimiento de interventores y apoderados que se pasean para no quedarse dormidos a ciertas horas y que miran con cara de quienmemandariamí y resultados que tardan siempre más en llegar de lo que uno quisiera porque no ve la hora de marcharse a planchar la oreja.

Poco después de las diez de la noche, después de la pausa sanluqueña en la que nos sumimos, de un par de horas de retraso en las que no se supo nada, irrumpió una noche que tardaremos en olvidar. Todos recordaremos dónde estábamos ese día en el que en Andalucía cambió todo. Nos quedamos a las puertas de volver a ser decisivos y, por una vez, sólo por una vez, nos quedamos con cara de bobos siendo el objeto de deseo de aquellos que nos miran con cara de odio perdonándonos la vida y maldiciéndonos nuestra vagancia a la hora de quedarnos en nuestros respectivos sofás. En fin, compatriotas; otra vez será. La siguiente, que no tardará, volveremos a ser decisivos.

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