Han pasado ya 30 años desde que los premios Onubenses del Año fueron entregados por primera vez y, a pesar del tiempo transcurrido, estos galardones mantienen viva su esencia. Tres décadas en las que los diferentes jurados que han formado parte de sus deliberaciones llevan premiando el trabajo bien hecho de decenas de personas, organizaciones e instituciones de la provincia. Seis lustros en los que la labor muchas veces silenciosa de centenares de onubenses se ha visto reconocida y se ha mostrado a la sociedad. Ése es el espíritu de unos galardones que quieren, en primer lugar y ante todo, hacer patria y sacar a la luz lo mucho bueno que hay en esta provincia. Un tiempo en el que han sido los propios onubenses los que han querido ensalzar el trabajo de sus conciudadanos. No sólo de aquellos que se alzaron con el galardón sino también el de muchos otros que compitieron en las votaciones y que por circunstancias del destino se vieron superados en ese camino.

Los Onubenses del Año que otorga Huelva Información están este año de celebración redonda por tres décadas de existencia y lo han hecho con unos galardones que, como siempre, han estado a la altura de lo esperado. Grufesa, Iván Macías, la Fundación Tejada de la Santa Caridad, Rosario Roales, Emilio Martín y el 650 aniversario de la fundación del Condado de Niebla han cosechado el reconocimiento de los onubenses en una votación que ha estado más que reñida. Junto a ellos, el jurado ha querido reconocer con su mención especial a la Universidad de Huelva con motivo de sus 25 años de historia y de los 30 desde que un 3 de marzo de 1988 miles de personas salieran a las calles de la ciudad para reclamar lo que en justicia les pertenecía. Es éste un reconocimiento a 30 años de esfuerzo conjunto por hacer de Huelva un lugar mejor, más completo y más atractivo.

Porque la esencia de los Onubenses del Año es recordarnos que en esta provincia hay mucha gente muy buena. Hay grandes profesionales, grandes deportistas y talentos artísticos, grandes instituciones dedicadas a la atención y al servicio a los demás. Son estos galardones un esfuerzo decidido por hacer patria, por reconocer que hay miles de motivos para sentirnos orgullosos de quienes somos y de lo que hemos conseguido. Y son, o al menos intentan serlo, un acicate para que sigamos creciendo, mejorando y rompiendo fronteras. En un tiempo como el actual, en el que las oportunidades se ofrecen por doquier, los Onubenses del Año llaman a mirar hacia adelante para conquistar metas que hasta hace no demasiado nos parecían inalcanzables. Habrá quien piense que esto es un ejercicio de autosatisfacción, pero ése será quien no haya visto ni sentido la emoción de los aspirantes ni la alegría de los ganadores. Porque en estos 30 años la nómina de agraciados con la estatuilla es inmensa, pero aún lo es más la de quienes en algún momento estuvieron nominados. Y eso no es más que el reflejo del vasto potencial y el enorme talento que atesora una tierra que está plagada de onubenses del año.

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