EL peor equipo del año 2008 recupera el pulso y el ánimo. Manolo Zambrano puso el librillo con partitura y Sinama Pongolle puso la música de los goles. Siete jornadas sin ganar, la última también fuera, en terreno del colista. Trabajo, unidad y ambición fueron básicos para recuperar sensaciones de un equipo sin alma y de dinámica perdedora, que se sacudió de todos los complejos. Cada jugador encaró el partido como si fuera la oportunidad de su vida.

Manolo Zambrano mantiene el alto porcentaje estadístico de llegar y triunfar. El sueño de un debut que ni hecho por encargo. El novel técnico activó la predisposición de un Recreativo dispuesto a generar fútbol y potenciar su capacidad en ataque, que se enganchó a la vida tras estremecerse al sentir la convulsión de la llamada mortecina. Toda una sorpresa de ver a un equipo que se olvidó de la zona de descenso y que dejadas las penas puso en práctica que el mejor fin para los males es pensar en jugar al fútbol, que combinando con criterio es superior al desánimo de recurrir al pelotazo.

Difícil recordar tantas ocasiones de gol en un equipo desahuciado y depresivo, que fabricó juego y llegó al área rival con tal fluidez que acumuló opciones de gol más que en todos los partidos de la temporada. Y el hijo pródigo, un tal Sinama Pongolle, apareció tras esperarle desde la segunda jornada, precisamente en la semana que lanzó críticas al cesado y lanzó un brindis por el sustituto. Eso sí, el francés tendrá que ensayar el uno contra uno.

Manolo ha tenido poco tiempo para un giro tan espectacular, pero ha dejado su pócima en reajustes tácticos lógicos, entre ellos situar a Camuñas como media-punta, el puesto para el que se le fichó. Lo positivo fue ver a un equipo con juicio en el manejo del balón, con desparpajo, consciente de lo que hacía, que fue solidario en el trabajo y que siempre tuvo vocación ofensiva. Determinación y confianza. Querer es poder.