YA que hemos superado el bochorno de estar 300 días sin Gobierno y con sensación permanente de interinidad va siendo hora de ponerse a trabajar para arreglar las cosas que hay que poner en condiciones en Huelva. El fin de la parálisis política debe suponer sin demora una activación de proyectos ineludibles para la provincia y que se vienen reivindicando con fuerza desde hace ya demasiado tiempo. Empleo, infraestructuras y, sobre todo, ser tratados con el respeto que se merecen los onubenses son los principales deberes que hay que ponerle a Mariano Rajoy y a su profeta local Fátima Báñez.

La primera labor del nuevo Gobierno va a ser empezar a negociar sin demora unos nuevos presupuestos y ahí hay muchas cosas que reclamar para evitar sofocones y malos tratos. El Ejecutivo central está obligado a mejorar las cuentas que la Junta ha presentado esta semana y que no son las mejores que cabría esperar. El primer y más urgente reto es concluir la llegada del AVE a la ciudad para que dejemos de estar condenados a peregrinar fuera de la provincia en trenes que fallan más que una escopeta de feria o cuya frecuencia deja mucho que desear. La alta velocidad está en todas partes y, salvo que nos hayan visto cara de portugueses, no puede demorarse ni un año más aquí. Es clave para lograr que sectores como el turismo se desarrollen en condiciones y puedan abandonar la triste costumbre de cerrar en invierno por la práctica imposibilidad de los clientes de llegar hasta aquí.

El desdoble de la N-435 a Extremadura es otra asignatura que urge recuperar. Que la provincia sólo tenga una carretera de doble carril es casi insultante -aunque cierto es que de esto no se puede culpar a Mariano en exclusiva-. El desarrollo de un polo de crecimiento como el Puerto de Huelva va ineludiblemente unido a la mejora de esta vía -y de la conexión ferroviaria, por supuesto- y hemos de reivindicarla con toda la intensidad. Y es que cuando uno sube para la Sierra por esta carretera le vienen a la memoria esas películas españolas antiguas en las que autobuses atestados de personas con gallinas y hogazas de pan bajo el brazo recorrían la España de blanco y negro.

La tercera pata de las reclamaciones al nuevo Ejecutivo tiene que ver con la urgencia de cerrar de una vez los trasvases y la ordenación del uso del agua en el Condado. La industria fresera avanza a pasos agigantados, abre mercados y rompe barreras, pero necesita un apoyo más decidido para lograr sus metas. No nos dejamos atrás el aeropuerto, a cuyos posibles inversores privados habría que darles ya los permisos pendientes, o la industria onubense, necesitada de tranquilidad legal y respaldo institucional.

De cumplir todos estos deberes, Fátima y Mariano podrían lograr una gran nota: la creación de empleo, el maná que saque a esta provincia del vergonzoso liderato de paro que ostenta. Cierto es que lo que se pide es mucho, pero no lo es menos que ese impulso que reclamamos serviría para desarmar los discursos que apuntan a que Huelva tiene menos de lo que merece por votar lo que vota. Toca sentarse en la mesa a trabajar. Si la tarea se hace bien seguro que luego llega el sobresaliente.

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