Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Los curas, la política y lo demás

EN cierta ocasión, a la orilla de los postres de una cena, un político socialista de prestigio vino a decirle al alcalde de Huelva que todo le iría bien mientras no se metiera en política. Uno de los comensales presentes miró de reojo y pudo comprobar que a nadie le extrañó la advertencia. En este caso sólo se trataba de un recurso irónico de un político brillante (del PSOE y de Huelva).

José Blanco, que es quien más se cree que manda en el PSOE después de Zapatero, acaba de quejarse porque los curas y los obispos se meten en política, y cada día hay más gente del poder que parece molestarse cuando se habla de política o los vecinos se meten en política.

Desde que Aristóteles, preceptor de aquel Alejandro que desde la Macedonia de los pastores llegó conquistando hasta la orilla de la India, dijo que el hombre era un animal político, hasta ahora, el oficio ha degenerado un poco. Tanto es así que en la Grecia clásica a quienes no se comprometían con los asuntos públicos se les condenaba al ostracismo y, sin embargo, ahora, posiblemente por culpa de algunos políticos, la abstención más que demérito puede convertirse en lujo con la insulsa excusa de que todos los políticos son iguales.

Cuando José Blanco se extraña porque los curas se meten en política, al margen de la actitud que refleje una parte del clero, está conectando con el subconsciente franquista aquel que recomendaba eso precisamente: no meterse en política. Y es curioso lo que cambian las cosas: un cargo importante de un partido como el PSOE cae en argumentos franquistas para descalificar a los curas que van en manifestación.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios