Mis Bis confesiones

Álvaro R. Machío

El cuñado de las redes sociales

Cuando recibí la llamada del Huelva Información para proponerme que formara parte del equipo con una columna de opinión semanal pensé : “Vaya Álvaro, te están dando voz y visibilidad en un medio con mucha historia y con muchos lectores. Vas a tener que pensar muy bien cada tema que quieras abordar. Procura que sean temas de interés general y, por supuesto, serios”. Así que hoy, fiel a mi voz interior, traigo algo formal: El cuñado de las redes sociales.

Antes de nada, me presento. Soy Álvaro Rodríguez Machío y junto a mi hermano Javi (ya verás mi madre cuando vea que me he referido a él en el periódico como “Javi” y no como Javier) dirijo una agencia multimedia de comunicación. En las próximas semanas te hablaré de redes sociales, nuevas tecnologías, comunicación y marketing online. Pero vayamos al tema que hoy nos ocupa.

Parafraseando a @lavecinarubia, todos tenemos un amigo que se pasa las horas en redes sociales dando likes a diestro y siniestro, descubriendo contenido, viendo los mejores memes. Y si no lo tienes, es que eres tú. ¿No serás tú un cuñado de las redes sociales, verdad? Dícese de aquella persona que por pasar horas infinitas en sus distintos perfiles sociales ha obtenido un título sin ninguna validez que le convierte en un profesional de la gestión de cuentas sociales. Lo cierto es que no siempre es fácil encontrarles. A primera vista son invisibles. Más que verlos, lo que más se hace es escuchar hablar sobre ellos. Si eres uno de los pocos y valientes que tienen una empresa de publicidad o comunicación en Huelva, sabes de lo que te hablo, ¿verdad? Son varias las veces que en una reunión con clientes he escuchado hablar sobre cuñados expertos (o primos, o sobrinos. Por supuesto son también válidos y no me podía olvidar de ellos).

Pongámonos en situación: Llevas días preparando una propuesta para un cliente que a priori parece que quiere trabajar de una forma profesional el marketing on line para hacer más visible su marca. Así que te lo curras, haces una auditoría de su presencia on line, estudias detenidamente qué está haciendo bien y qué está haciendo mal. Y por último le das mil vueltas al presupuesto.

Llega el día de la presentación. No las tienes todas contigo. La sombra del cuñado acecha… Y efectivamente, aparece. Además ten en cuenta una cosa: al cuñado solo se le menciona en la conversación cuando el cliente es consciente de que la propuesta que se le ha presentado supera (por mucho) su presupuesto. Esto es por ley.

No me podía haber dedicado a la Medicina… Nos vemos en el siguiente. Saludos cordiales a los cuñados.

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