Un enclave es un territorio o un grupo, por ejemplo ideológico, inserto en otro de características diferentes. Así se sienten a veces los amantes de la cultura: extraños en un mundo que tiene otros objetivos, otras aspiraciones distintas de las suyas. Y por eso suelen reunirse entre ellos, para evitar la sensación de soledad del raro que desentona de su entorno. En cierto modo es un drama, porque la esencia de la cultura es compartir conocimientos, tradiciones, la belleza que se ha ido decantando en diversas formas a lo largo de la historia de la Humanidad, todo lo contrario del aislamiento forzado derivado de los confinamientos de toda laya, de hoy o de siempre. Quizá por eso prefiero mirar la cultura, no como un "enclave" sino "en clave" de solidaridad, caracterizada por la solidaridad.

Así lo han considerado un centenar de artistas plásticos y fotógrafos, convocados para crear entre todos un hecho cultural revestido de características singulares, adaptándose, por una parte, al encierro obligado por Covid-19, y por otra, superando ese ostracismo para hacerse visibles del mejor modo: regalando el valor de sus obras a quienes de forma más lamentable sufren las peores consecuencias de esta tragedia, como de todas las tragedias del mundo. Han acudido a la llamada, desde Huelva mayoritariamente, pero también desde lugares alejados de España, Europa e Iberoamérica. Han expuesto sus trabajos de la única forma posible, para participar en una Subasta Solidaria, con la ayuda de la telemática que ha suplido el cierre de los museos y las salas de exposiciones, y han esperado la respuesta de los navegantes del ciberespacio aficionados al arte.

Durante un mes largo, hasta ayer mismo, esta respuesta ha llegado con idéntica generosidad a la mostrada por los artistas. De las 136 obras de arte presentes, más del 80% han sido adquiridas para embellecer hogares, despachos, sedes de instituciones beneméritas que se han unido ilusionadamente al proyecto. La previsión, anunciada a fin de mayo, de recaudar 15.000 euros para aportar a las ONG concertadas un grano de arena para apoyar su ingente labor, va a alcanzar en realidad los 20.000 euros. El Otoño Cultural Solidario se ha ido aproximando cada día, cuadro a cuadro, a la meta que se había impuesto. Al final de sus singladuras, ya en puerto seguro, solo cabe agradecer su colaboración a todos los que lo han hecho posible.