La otra orilla

Javier Rodríguez

La comisaria

Me llama la atención lo poco que se habla de Úrsula. Escucho, leo y veo mucho sobre Pedro y Pablo, sobre algún presidente autonómico y sobre alcaldes y alcaldesas, pero me he enterado casi de refilón de que Úrsula von der Leyen ha sido elegida en el Parlamento Europeo como nueva presidenta de la Comisión Europea. Suele pasar: sabemos poco de las instituciones de la Unión Europea y el interés que suscitan los asuntos que le conciernen es más bien escaso. Por poner un ejemplo, hace ya casi quince años se celebró en nuestro país el referéndum sobre una posible Constitución Europea y la participación fue la más baja de todos los procesos electorales celebrados en nuestro país desde 1977.

De hecho, me he aventurado a escribir sobre este asunto a sabiendas de que la mayoría no habrá llegado a este párrafo (gracias por seguir ahí). La cosa europea sólo interesa cuando afecta a los bolsillos, como cuando la troika venía a decir lo que hay que hacer y lo que no a los países que peor lo pasamos en la crisis financiera, cuando se pone morbosa, como ocurre con el Brexit o cuando nos habla de seguridad, colocando concertinas y sistemas de vigilancia de última generación para evitar la llegada de los que huyen de sus países.

Sin embargo, contra lo que creemos, va a ser Úrsula von der Leyen y no José Luis Martínez-Almeida Navasqüés la que decida sobre Madrid Central. A lo mejor lo he expresado mal. Intentaré explicarlo mejor: el alcalde de Madrid podrá ponerle otros nombres, podrá cambiar el logo y toda la imagen corporativa de la campaña que diseñó el equipo de Manuela Carmena pero está obligado a cumplir con las mismas exigencias sobre emisiones de CO2 a las que aspiraba la anterior corporación municipal y esas exigencias vienen de la Unión Europea y el poder ejecutivo de esta lo va a ostentar a partir de ahora Úrsula von der Leyen. Así que, José Luis, ya sabes. Y también Pedro y Juan Manuel. Incluso Santiago debiera aplicarse el cuento y dejar de marear la perdiz.

Al frente del Gobierno europeo hay una mujer, por primera vez, y a ella corresponde aplicar políticas sobre importantes retos que tenemos por delante: cambio climático, migraciones, pobreza y desigualdades son, entre otros, esos retos a los que se enfrenta la Unión Europea y al frente de ellos hemos situado a una política conservadora a la que deseamos los mayores aciertos porque nos jugamos mucho. Suerte, frau comisaria.

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