Paso firme

Ana Vives Casas

anvives@huelvainformacion.es

Los colores de un incendio

Ninguno de nosotros está exento de sufrir algún suceso inesperado, desagradable o un accidente que nos cambie la vida. El 7 de enero, tras uno de los días con más magia en el calendario, las llamas devoraron la vivienda de una familia que prácticamente en el acto perdía a dos de sus miembros, muy jóvenes, y además dejaba en estado muy grave a otros dos, un bebé recién nacido y su abuela. Es difícil superarlo, prácticamente imposible asumirlo..., y también es duro contarlo.

Es difícil. Ante una tragedia, lo normal es ver la oscuridad, pero Huelva, una vez más, ha demostrado que sabe estar a la altura, que hay colores que superan a la negrura de un incendio. De forma anónima han sido decenas y decenas de personas las que han hecho llegar miles de prendas, enseres, alimentos y otros objetos para el hogar que se recopilaron en menos de dos días para intentar restituir la vida entre los afectados por ese trágico incendio que ha tenido en vilo no solo a los vecinos de la barrida de la Hispanidad, sino al resto de Huelva y de numerosos rincones de nuestra geografía.

Siempre he valorado la capacidad de empatía en las personas y por eso me conmueve que el dolor y la pérdida ajena se conviertan en detonante de múltiples manifestaciones de solidaridad y respeto (aunque haya veces que no hay miramiento alguno). Y, por contra, me repugna que alguien quiera ser oportunista y se aproveche (voluntariamente o no) de la desgracia ajena; no me refiero a esos ladrones que desmantelan comercios y casas ante un infortunio, sino a quienes anteponen su imagen al consuelo, aliento o ánimo de las víctimas.

Dicen que el comportamiento humano está vinculado a la sensibilidad que sentimos a partir de distintos momentos. Y éste ha dado una lección a muchos.

Estoy convencida de que esos gestos que hemos visto en 48 horas imborrables ayudan a seguir y también endulzan en cierta medida la posibilidad de narrar los hechos.

Sí, una vez más Huelva ha sido ejemplar, modélica desde una barriada humilde llena de gente magnífica que muestra su grandeza ante la adversidad y que no ha dudado ni un segundo en echarse a la calle para ofrecerse a lo que haga falta, sin un solo condicionante ni pregunta. ¡Cuánto se puede aprender de la modestia y sencillez! Porque ante el dolor se espera empatía, solidaridad y también respeto, no lo olvidemos nunca. Y tampoco que hay colores tras el incendio.

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