NO teman, no va de listas de ministrables, mejor no caer en esa tentación para no equivocarse. Entre otras razones porque algunos de los que dicen estar al tanto de lo que prepara el presidente saben tanto de sus intenciones como aquellos a los que facilitan informaciones supuestamente válidas: nada. Cuando la formación de un equipo depende exclusivamente de los planteamientos de una sola persona, y ésta no quiere adelantar acontecimientos hasta que cree llegada la hora para llamar a aquellos con los que quiere contar, es mejor no hacer cábalas sobre nombres y carteras.

Sin embargo, a poco que se conozca a Rajoy, se llega a la conclusión de que una mujer está en el centro de sus divagaciones: María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido en tiempos complicados, y que merece no bajar un solo escalón en el poder. Lo que significa que le ofrece un puesto en el Gobierno, la mantiene reforzada al frente del partido... o le ofrece un cargo institucional que le permita irse de Génova por la puerta grande. Pero ya no quedan demasiados acordes con su perfil. A nadie se le escapa que a Cospedal le gustaría estar en el nuevo Gobierno aunque no lo haya confesado. Una de las razones por las que no cae bien es por su discreción, muy por encima de la media. 

Probablemente no ha sido la mejor secretaria general del partido, le ha faltado empatía para resolver asuntos delicados y su trabajo como presidenta manchega le ha restado tiempo para dedicarse plenamente al PP. Ha faltado coordinación con el Gobierno y su falta de sintonía con miembros destacados del Ejecutivo y del PP era pública. Pero de su lealtad a Rajoy nadie duda, como de su lealtad al partido, de ahí que sea fácil deducir que el presidente reconozca públicamente su valía. Qué puesto ocupará es una incógnita, pero es seguro que Rajoy está dando muchas vueltas al encaje del Gobierno teniendo en cuenta a Cospedal.