Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El chocolate y el loro gordo

El Gobierno del cambio ha cambiado pocas cosas en cuanto al adelgazamiento de la Administración

El tercer Presupuesto del Gobierno formado por el PP y Ciudadanos en Andalucía quedó ayer aprobado. Desde el punto de vista político, un éxito de Juanma Moreno y Juan Marín, con la inestimable colaboración del ascendente Juan Bravo, que deja expedito el camino para terminar la legislatura o, si hace falta, acortarla a voluntad de los que ahora tienen la sartén por el mango. Si lo hacen o no dependerá de los intereses directos del partido del presidente de la Junta y, subsidiariamente, de sus desdibujados socios.

Otra cosa es desde el punto de vista social. Este Presupuesto se ha elaborado en plena crisis sanitaria con sus devastadores efectos económicos y sociales. Y, lógicamente, algún guiño hace en lo que se refiere al gasto sanitario. Pero después de dos años y tres ejercicios presupuestarios sacados adelante sin muchas dificultades, se echa en falta que el Gobierno del cambio, como se califica cada vez que la oportunidad se le pone a tiro, no haya cambiado algunas de las cosas de las que hizo bandera cuando logró echar a los socialistas del poder. Unas eran ilusorias y meramente propagandísticas, como la supresión del Consejo Consultivo, que no se han atrevido a tocar, pero sí a ocupar. Pero ahí hay un montón de organismos superfluos que iban a quitar y que siguen vegetando sin ninguna utilidad social, como el Consejo Audiovisual o la estructura de la Oficina del Defensor del Pueblo, que sólo han servido para colocar a los propios donde antes estaban los ajenos. O la imposibilidad manifiesta de meter en cintura el gasto en Canal Sur, convertido en un agujero negro donde no se ha hecho nada de lo mucho que estaba anunciado.

También se podrían escribir páginas y páginas del adelgazamiento, que no ha llegado, del sector público que habían creado los socialistas a base de observatorios, empresas y fundaciones. Siguen prácticamente, salvo los que ya estaban inoperativos. Ahí está la Junta de Andalucía siendo, por ejemplo, la que le hace y le cobra, a través de una empresa propia, la inspección técnica de su vehículo. Tampoco se han reducido los altos cargos y ahora hay planes para aumentarlos en las estructuras provinciales que es donde únicamente se apretaron las clavijas.

Quizás todo ello, considerado por separado, no sea más que el chocolate del loro. Pero todo junto, a lo largo de toda una legislatura, es mucho chocolate. Sobre todo, teniendo en cuenta que tal como están las cosas, lo mejor que podría hacer el loro es ponerse a dieta estricta.

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