La buena noticia

Sorprende los tics y los gestos manifiestos que están dando de carácter involucionista

La generosidad, por llamarlo de alguna forma, de una democracia no tiene ninguna correspondencia en una dictadura; en esta, si acaso, se actúa por conveniencia. En la primera hay libertad de expresión y están muy delimitadas sus fronteras, señalándose las situaciones y objetivos que pudieran ser faltas o delitos. Por el contrario, en los sistemas dictatoriales solo se permite aquello que plazca a su autoridad; por supuesto, no está permitida la oposición y cualquier acción que contravenga sus normas conlleva multa, cárcel o, incluso, la muerte, unas veces sin tapujos y, otras, de manera encubierta. Obvio, ¿verdad? Por eso, sorprenden los tics y los gestos manifiestos que se están dando -no únicamente en España- de carácter involucionista que si persisten y aumentan en apoyos pueden llevar si no a una dictadura sí a gobiernos totalitarios, los cuales no se privan de utilizar los mecanismos del Estado para coaccionar, reducir o eliminar libertades y derechos. Menos mal que todavía no son muchos los que van en esa línea, pero conviene ser precavidos. Haber comenzado con la referencia a lo de la generosidad tiene que ver con las declaraciones del nietísimo del dictador Francisco Franco en una cadena de televisión afirmando que esperaba que la ministra de Justicia no le hablara en el helicóptero porque él no se callaba nada. Suerte que tiene de poder decir todo lo que quiera porque vive, precisamente, en lo opuesto de lo que instauró su abuelo tras el golpe de estado. Si no fuera así, la cosa le pintaría de otra manera. Además, el citado marqués de Villaverde, señor de Meirás y grande de España, Francis Franco, con muy mal gusto y falta de respeto espetó que cada vez que hablaba Carmen Calvo rebuznaba. Con razón llevó al Valle de los Caídos una bandera preconstitucional; todo apunta a que es la que prefiere. En todo esto del traslado de los restos de Franco hay una buena noticia y es que no va a pasar nada en la sociedad española, que todo seguirá marchando porque se tiene conciencia de que su figura y su régimen pertenecen a un tiempo felizmente superado, por muchos errores que actualmente se cometan. La democracia es y debe ser algo en permanente construcción y avance frente al inmovilismo consustancial de otros sistemas. Por tanto, pasemos página, olvidémonos del acontecimiento y, de camino, así no le damos a Sánchez ningún rédito electoral por el traslado de los restos, decisión aprobada hace años en el Congreso de los Diputados.

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