Antonio Carrasco

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A por el bote para Huelva

Hay que fijar objetivos altos. tener ambición y echar el resto en cada ocasión. Si pensamos como pobres, lo seremos

Tengo la sana (o insana, según se mire) costumbre de fantasear con que me toca el Euromillón. No uno de esos de 15-20 millones de euros que tampoco vienen mal. No, mi objetivo es el gordo, el de los botes históricos con los que los días previos llenamos los medios de informaciones y salen anuncios para que el personal se emocione. Tengo hasta un trato hecho con un amigo. En el caso de que nos toque a uno de los dos, el otro contratará al no agraciado con un generoso sueldo ya prefijado para un cargo ejecutivo en el Recre, que por supuesto es nuestra máxima aspiración como futuribles millonarios. Nuestras parejas nos miran entre raras y resignadas cada vez que nos escuchan hablar del tema. El clásico: "¿Ya estáis con eso otra vez?".

En mis fantasías el premio me da para cubrir ese objetivo vital y por supuesto para resolver la vida de todos los que me rodean. En esas siempre me sorprenden los comentarios sensatos de madre y suegra. Cuando les hablo del casoplón que tengo en mente comprar, reformar y habitar siempre me responden por igual: "Uf, una casa tan grande da mucho trabajo". Tras las bromas consabidas llega la reflexión. La riqueza además de material también está en la mentalidad.

Huelva sueña desde hace tiempo con un bote que la saque de la penuria. La historia de esta provincia es la de los trenes perdidos, las oportunidades que pasan de largo y en el mejor de los casos dejan poco más que una pedrea para los onubenses. Hace 30 años bien lo vivimos con el 92. Nos llevamos las migajas.

Huelva necesita un Euromillón de los gordos y para ello debe echar sus números en cada sorteo. Principio básico para tener alguna oportunidad, pero también debe empezar a pensar en grande y abandonar el sentimiento de resignación. El Ceus que durante muchos años pareció una quimera irrealizable va camino de ver despegar sus primeros drones en meses. El cambio del modelo energético lejos de suponer un drama abre una ventana enorme de oportunidades. Otro bote al que aspirar. Ahora la apuesta es la sede de la Agencia Espacial Española. Asumimos que es un reto complicado y los rivales tienen mucha fuerza. Cierto. También lo es que tenemos argumentos contra los que ninguno de ellos compite. Hay que fijar objetivos altos, tener ambición y echar el resto en cada ocasión. Si pensamos como pobres, siempre seremos pobres. A por el bote.

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