Desde el mismo momento en que toma posesión un nuevo gobierno, lo primero que se aborda, sean cuales sean los problemas del país, es la reforma de la educación. Está claro, quien maneja la educación de los ciudadanos se hacen con el poder. Esta vez, a ley actual, a la Lomce, había que "meterle mano". No parece muy válida que una ley aprobada únicamente por el PP, sin apoyos, diseñe la educación en España y menos aún con un 37% de fracaso escolar conseguido en su desarrollo, según muestran las estadísticas.

Como se esperaba, la ministra Celaá ha abordado el sistema educativo en nuestro país y lo hace de forma poco original: diseñando campañas institucionales. El 1 de febrero comenzó la primera de ellas que lleva nombre de novela del s. XX, de película española mala, de canción de Miguel Ríos: El autobús del profesor (¿El PSOE se pasa al lenguaje sexista?). La campaña recuerda a aquellas "Misiones Pedagógicas" que tanto fruto dieron durante la Segunda República, cuando un autobús recorrió pueblos y aldeas a los que no llegaba ni formación ni información, para llevar cultura a todos los rincones. Esta vez, el Ministerio de Educación y Formación Profesional, pretende recorrer la geografía española a fin de divulgar el relevante papel del profesor hoy y aquí empiezan las dudas:

¿A estas alturas, un bus? ¿No dicen que todos los centros educativos disponen de internet? Y… ¿De verdad es eso lo que más necesita la escuela? No me convence, señora ministra, porque no es la imagen del docente lo más relevante. Se trata de contar con buenos docentes y éstos no precisan reforzar su imagen.

Si estamos formando para la docencia a un 50% más del personal necesario, ¿por qué no seleccionar previamente a los que poseen aptitudes para ella? ¿Por qué no actualizamos a los docentes que lo precisen con carácter obligatorio? ¿Por qué se evalúan en todas las profesiones a excepción de los enseñantes? ¿Cómo una publicidad sobre el valor del profesor puede conseguir aumentarlo?

Todas estas preguntas tienen respuestas pero parece innecesario evaluar la profesión docente, si se da por hecho que trabaja bien. El profesorado de Secundaria conoce su asignatura, pero se ignora si está preparado para enseñarla. Quedan profesores que enseñan a su alumnado como lo enseñaron a él hace años. Está mal visto considerar que la formación inicial impartida en las universidades es muy mejorable…

¿Qué se hace para solucionar todo esto? Pues entonemos un blues en un autobús.

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