Ya está bien

Suena a chiste cuando algún responsable osa dar algún tipo de explicación sobre las infraestructuras

En general, tanto los onubenses como los visitantes nos sentimos orgullosos de nuestra provincia y de nuestra ciudad, en concreto. Es lógico presumir de nuestra gastronomía y de nuestros excelentes chefs. Podemos disfrutar, además del clima, de la Sierra, las playas y la calidad humana de los onubenses. Huelva ha tardado en despertarse, pero ¡qué bonitos despertares!

Por todo ello, duele el que se desatiendan esas eternas necesidades de nuestra provincia que, año tras otro y sin rubor, se perpetúan. Cuidado con esa palabra maldita: las infraestructuras. Mientras se dan proyectos ilusionantes, revestidos de vida y que invitan a nuevas inversiones, van apareciendo los que no seducen, ni son creíbles e incluso ofenden. Cuando de infraestructuras se trata, se ha llegado a tal estado de incredulidad y pasotismo, que ni se recuerda bien cuáles han sido las últimas reivindicaciones.

Llega a ser cómico el especular sobre las maravillosas ventajas de disponer de un tren que uniese San Juan con Gibraleón y con Huelva, e incluso se ha propuesto crear una conexión en tren entre Aljaraque y Huelva, a fin de despejar el tráfico del puente o los puentes que prometió Chaves… Evidentemente, ante tanto desvarío e incredulidad, las infraestructuras se encaran como una broma de mal gusto. Es más, cuando alguna persona con responsabilidad osa dar algún tipo de explicación sobre ellas, suena a chiste.

Deberíamos reconocer que no se encuentra salida para esta situación. Nos hemos echado a la calle para dar a conocer nuestras carencias, nos hemos concentrado con intención reivindicativa y ganas, pero no puede ser… Los parlamentarios andaluces, y los representantes municipales y sindicales, están desaparecidos en este asunto; bueno, viajan a Madrid de vez en cuando y vuelven con falsas promesas; ni los políticos ni las fuerzas sociales han sido capaces de influir en la mejora de servicios. Por ejemplo, ¿Qué significa que después de 47 ediciones del Festival de Cine Iberoamericano en Huelva, Madrid diseñe su propio Festival de Cine Iberoamericano como si no existiese el nuestro?

Conclusión: Que ya está bien, de tristes, y aburridas manifestaciones en la calle para reivindicar infraestructuras; que ya está bien de pancartas; que ya está bien de posados para la foto; que ya está bien de improductivas visitas a Madrid; que ya está bien de que los representantes sindicales enseñen sus correspondientes banderas. Que ya está bien de ninguneos…

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