Sin duda el hospital peor comunicado que conozco con su ciudad es el Infanta Elena. Inexplicablemente no tiene un acceso desde una autopista que está a unos cientos de metros, ni una vía digna habilitada para llegar desde la ciudad. Es una estampa que acompaña a Huelva desde que se inauguró, ahí acostado, en medio de un trigal.

Este mes de febrero, uno de los facilitadores que tenía el hospital, el autobús de personal, ha sido clausurado. Los gestores del hospital se escudan en dificultades administrativas y en la existencia de una línea de autobús urbano que lo conecta con la capital para justificar el recorte. Una lástima, porque indudablemente las tres idas y venidas que hacía ese autobús a diario tenían muchas ventajas. Por un lado facilitaban el intercambio de turnos de los equipos de trabajadores, disminuyendo la dependencia del vehículo privado; acercaban a las personas a sus domicilios mejorando la conciliación familiar; y además ayudaban a generar un buen ambiente de grupo y camaradería, un intangible poco valorado en estos tiempos.

La actual línea de transporte urbano hacia el hospital es insuficiente, tanto para empleados como para pacientes y familiares. Puede suponer en algunos casos hasta 57 minutos de tiempo, lo que hace que sea inadecuada como alternativa de transporte; además no es accesible para la gente que no viva en su ruta, haciéndolo inviable para sanitarios que por ejemplo residan en la Barriada de Los Rosales. Hay que reconocer que el equipo municipal ha traído un autobús de línea a los hospitales de la periferia, ¡ya era hora! pero bajo mi punto de vista lo ofrecido no alcanza los mínimos exigibles.

En la vía que comunica el hospital con la ciudad jamás se ha hecho una intervención integral digna, inconcebible para acceder a un espacio tan importante como un hospital público.

Sin arcenes, sin acerado, sin iluminación, sin carril bici... Cualquiera de los requisitos exigibles en esta época no se cumplen, con el evidente riesgo de accidentes y el mantenimiento de modos de desplazamiento poco sostenibles.

El personal del hospital está en pie de guerra, quieren su autobús y les recuerdo cómo fueron capaces de paralizar la fusión no hace ni dos años. Desde aquí mi apoyo, pero además mi recomendación de que no se queden en recuperar sólo la migaja de un autobús de personal, sino de dignificar de una vez por todas la accesibilidad al Infanta Elena.

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